“No basta con ser revolucionario y partidario del socialismo o comunista en general. Es necesario saber encontrar en cada momento peculiar el eslabon particular al cual hay que aferrarse con todas las fuerzas para sujetar toda la cadena y preparar solidamente el paso al eslabon siguiente. El orden de los eslabones, su forma, su engarce, la diferencia entre unos y otros no son tan simples ni tan burdos en la cadena historica de los acontecimientos como en una cadena corriente forjada por un herrero.” (Lenin, Las tareas inmediatas del poder soviético, 1918)
Los hechos acaecidos en julio de 1917 en Petrogrado supusieron el prólogo a la victoria de la revolución socialista de octubre, dirigida por el partido bolchevique. Fue un movimiento espontáneo de las masas obreras y soldados revolucionarios que exigieron ante el comité ejecutivo de los Soviet expulsar a los ministros capitalistas del gobierno, resolver el problema de la tierra expropiándosela a los terratenientes, el/16 control obrero, la paz y el problema político fundamental: la toma del poder del proletariado a través de los soviets. La derrota del movimiento no fue más que el primer paso de las masas en el aprendizaje revolucionario hacia el triunfo de la revolución social.
El contexto social y económico se deterioraba debido a la guerra y a la especulación de los capitalistas con ella. La inflación es galopante. Los salarios caen en picado, las subsistencias se encarecen, empiezan a escasear y se racionan, la patronal cierra fábricas. El 40% de ellas en el metal y el 20% en el textil. La situación de las masas trabajadoras oscilaba entre la penuria y el hambre. El anuncio de una ofensiva militar encrespó aún más los ánimos.
Ante la grave situación económica y social los bolcheviques deciden convocar una manifestación pacífica para el 10 de junio, con el Congreso de los soviets reunido. Sin embargo, la mayoría del soviet recibe esa convocatoria como una amenaza y decide prohibirla, con la excusa de que la contrarrevolución podría aprovechar la situación. El escándalo es mayúsculo. Es la primera vez que se prohíbe una manifestación. El dilema tiene difícil solución para los bolcheviques que deciden suspenderla. Envalentonados, los socialistas moderados deciden convocar una manifestación para el domingo siguiente con el objetivo de que las masas expresen su apoyo al gobierno de coalición y a la ofensiva militar.
El 18 de junio, las calles de Petrogrado se llenan de manifestantes. Más de 500.000 personas ocupan el centro de la ciudad, pero, para sorpresa de muchos, en las pancartas y los gritos solo se leen y escuchan las consignas de los bolcheviques: “Todo el poder a los soviets”, Guerra a los palacios. Paz en las cabañas”, “Abajo los diez ministros capitalistas”, “No a la guerra”. Es la constatación de un cambio en la conciencia de las masas trabajadoras.
Sin embargo Lenin es consciente de que son una minoría todavía en los soviet, incluso en Petrogrado. Escribe que “Cualquier movimiento errado de nuestra parte – dice– puede arruinar todo… Dijimos muchas veces que la única forma posible de gobierno revolucionari/o es la del soviet de los diputados soldados, obreros y campesinos. Estamos en una minoría insignificante. Este hecho no puede ser ignorado. Muestra que la mayoría de las masas está protestando pero todavía cree en los mencheviques y socialistas revolucionarios”. Concluye Lenin: “Por todos los medios están tratando de provocarnos para una acción aislada y apresurada… y no les daremos ese gusto. Y cuando las masas vean que el gobierno de coalición las está defraudando –y los eventos de los últimos días muestran esa decepción– vendrán hacia los bolcheviques, el único partido que no está comprometido con los explotadores. Los hechos no deben ser anticipados. El tiempo está de nuestro lado.” Aún habrá que pasar duras pruebas, pero los hechos le darán la razón.
La situación se acelera en julio. El cambio en la conciencia se hace visible. Los regimientos de ametralladoras son los primeros en protestar. Miles de obreros van a la huelga. La famosa fábrica Putilov, de 36000 obreros van a la huelga por los salarios. El 3 de julio los kadetes -partido derechista- miembros de gobierno dimiten. Es la constatación de que la derecha no ve útil el gobierno con los mencheviques y los socialrevolucionarios. Este gobierno /16de coalición ya no les sirve para frenar las masas en revolución ni a los bolcheviques. La radicalización de los trabajadores va en aumento, y en Petrogrado la mayoría de la población trabajadora ha asumido las reivindicaciones de los bolcheviques. Significa también que la ofensiva militar ha fracasado.
A esta ola de radicalización se suman anarquistas y socialrevolucionarios de izquierdas que rompen con su ala derecha. Los mítines se multiplican en los cuarteles y en las fábricas. En principio los bolcheviques intentan frenar las movilizaciones pues como escribe Lenin la situación no es favorable pues los soviet tienen mayoría reformista y solo, a parte de Petrogrado, Cronstad se está insurreccionando. Pero finalmente apoyan las movilizaciones pues no pueden abandonar a los trabajadores en lucha. Esto supondría separarse de la iniciativa espontánea de las masas.
La huelga se hace general y la manifestación armada de obreros y soldados, pacífica, marcha hacia el palacio de Tauride, sede del soviet de la ciudad antaño imperial. Exigen todo el poder a los soviet, la expulsión del gobierno de los 10 ministros burgueses, la expropiación de los terratenientes y el reparto de tierras a los campesinos, y naturalmente la paz inmediata sin anexiones. Pero este soviet está todavía en manos de los oportunistas y conciliadores que mantienen la guerra y el poder de los capitalistas. Se niegan a recoger las reivindicaciones de las masas. Por esta razón y por el aislamiento respecto al resto de Rusia, la iniciativa espontánea de las masas fracasa.
Trotsky escribiría a modo de resumen de los acontecimientos revolucionarios: “En los días de la revolución de Febrero se puso de manifiesto toda la labor realizada anteriormente por los bolcheviques, durante muchos anos, y hallaron un sitio en la lucha los obreros avanzados educados por el partido; pero no hubo aun una direccion inmediata por parte de este ultimo. En los acontecimientos de abril, las consignas del partido pusieron de manifiesto su fuerza dinamica, pero el movimiento se desarrollo espontaneamente. En junio se exteriorizo la inmensa influencia del partido, pero las masas entraban en accion todavia dentro del marco de una manifestacion organizada oficialmente por los adversarios. Hasta julio, el partido bolchevique, impulsado por la fuerza de presion de las masas, no se lanza a la calle contra todos los demas partidos y define el caracter fundamental del movimiento, no solo con sus consignas, sino tambien con su direccion organizada. La importancia de una vanguardia compacta aparece por primera vez con toda su fuerza durante las jornadas de julio, cuando el partido evita, a un precio muy elevado, la derrota del proletariado y garantiza el porvenir de la revolucion y el propio.”
Al disolverse la movilización el gobierno desencadena una campaña contra los bolcheviques acusándolos de traidores y la represión se cierne sobre ellos. La burguesía y todos sus acólitos empiezan a prepararse para la represión de las masas revolucionarias. Pero de nada les serviría. Octubre quedará en los anales como el primer comienzo victorioso de la revolución socialista y julio su prólogo.