¡El verdadero poder no está en Matignon ni en el Elíseo!

Textos del semanario Lutte Ouvrière - 6 de octubre de 2025
6 de octubre de 2025

El primer ministro Lecornu ha tirado la toalla. ¿Le queda alguna carta por jugar a Macron? ¿Se decidirá por una nueva disolución? En ambos casos, será un juego engañoso.

Porque los verdaderos dirigentes de la sociedad no están ni en Matignon ni en el Elíseo. Están en los consejos de administración de los grandes grupos capitalistas. Son los grandes accionistas, los multimillonarios, franceses y de otros países, los que extienden sus tentáculos para explotar a los trabajadores de todo el mundo.

Ellos son los que han ordenado el robo de dos años de jubilación. Los despidos, los cierres de empresas y los salarios de miseria que se generalizan se explican por su afán de lucro, por su voluntad de añadir miles de millones a sus miles de millones.

La inflación ha sido el resultado de su política, ya que todos los capitalistas se han aprovechado de las tensiones internacionales, las dificultades de abastecimiento o los cambios políticos para disparar los precios. El precio de un coche, por ejemplo, aumentó un 24 % entre 2020 y 2024. Los fabricantes de automóviles se quejan de haber vendido menos, pero los vendieron más caros y mantuvieron sus enormes beneficios.

Incluso la deuda pública, que la mayoría de los políticos achacan a los enfermos, los jubilados o los desempleados, es responsabilidad de los capitalistas. Porque, aunque estos señores tienen los bolsillos llenos, son los primeros en quejarse y pedir ayuda al Estado. Así, se han beneficiado de recortes fiscales y ayudas de todo tipo. Todo ello por una suma que oscila entre 211.000 y 270.000 millones al año.

Una de las formas de chantaje de los empresarios a los trabajadores es gritar sobre la competencia internacional. ¡Pero ellos son parte de quienes la organizan!

El grupo Shein, criticado por ser chino, produce en fábricas que ya trabajan para todas las grandes marcas europeas, como Pimkie, Decathlon... El fabricante Stellantis se ha aliado con un fabricante chino para poder sacar partido de ambas partes. Los tomates que llegan de Marruecos a nuestros puestos son producidos por el grupo Azura, una empresa franco-marroquí que explota a trabajadoras marroquíes o jornaleros africanos a los que paga 9 euros al día. ¡Los agricultores franceses se ven así competidos por capitalistas agrícolas muy franceses!

A estos capitalistas siempre se les presenta como inversores a los que hay que agradecer. Pero para que se dignen a invertir, el Estado tiene que ponérselo todo en bandeja: el emplazamiento, la financiación, trabajadores cualificados, ayuda para la investigación... No son más que mercenarios del beneficio y aventureros de las finanzas.

También son los responsables de la evolución cada vez más nacionalista y belicista de la sociedad. Porque son sus intereses, su voluntad de saquear tal o cual región y su deseo de acceder a tal o cual mercado los que alimentan las rivalidades entre Estados. La competencia y la guerra económica, que los grupos capitalistas siempre han librado a escala nacional, se están librando ahora a escala planetaria. Esto es lo que sumerge a cada vez más pueblos en guerras fratricidas.

A la familia Dassault no le interesa que la guerra en Ucrania termine. Que Oriente Medio sea un polvorín le beneficia enormemente. ¡Así que ahí está el verdadero poder sobre nuestras vidas, sobre la economía y sobre la evolución de toda la sociedad!

Y esta dictadura patronal no puede ser cuestionada por ninguna elección, ya que no se basa en el resultado de las urnas. Se basa en la propiedad privada del capital. Una familia burguesa como la familia Arnault, propietaria del grupo de lujo LVMH, gestiona más dinero que el ministro de Educación y el de Defensa juntos. Esto le da el poder de explotar a los trabajadores no solo en Francia, no solo en Europa, sino a escala mundial.

Mientras esta clase capitalista tenga el poder y domine dirigiendo los grandes grupos económicos, iremos hacia más desigualdades, explotación, privaciones, divisiones, crisis y guerras.

Pero también nos encaminaremos hacia nuevas revueltas como las que estallaron en Nepal, Madagascar y Marruecos. En estos países, la juventud de las clases populares rechaza la miseria, la explotación y la corrupción, ¡y tiene toda la razón!

Es mediante semejantes revueltas cómo los trabajadores pueden desempeñar su papel motor y transformar la sociedad expropiando a la gran burguesía y expulsándola del poder político. Entonces será posible refundar la sociedad y poner en común las inmensas posibilidades que ya encierra.

Por lo tanto, no esperemos nada del circo institucional y electoral. Recuperemos la confianza en nuestras propias fuerzas, porque hay un mundo por cambiar.

Nathalie Arthaud

Editorial de los boletines de empresas del 6 de octubre de 2025