100 años del nacimiento del PCE, y a pesar de todo, las ideas comunistas viven

Noviembre de 2021

En abril de 1920, impactados por la Revolución Rusa de 1917, jóvenes socialistas fundaron el primer PCE. En el mismo mes del año siguiente el ala internacionalista del PSOE funda el PCOE. Posteriormente, en noviembre de 1921, -a instancias de la III Internacional- se fusionarán y crearán definitivamente el PCE. Los partidos comunistas se constituyen fundamentalmente a partir del ala izquierda de los partidos socialistas que se habían negado a apoyar la guerra imperialista mundial en 1914.

Sin embargo, parafraseando un libro sobre la historia del PCE, estos cien años tienen su grandeza y también sus miserias. En el activo del balance en primer lugar y sin ningún género de dudas, hay que rendir homenaje a los miles de militantes comunistas que dieron su vida por la clase obrera, sufrieron encarcelamientos, torturas y muerte en la guerra civil y en la dictadura franquista. Esta lucha no fue, no es en vano, es la semilla que puede fructificar en el momento que las nuevas generaciones tomen la determinación de querer luchar por un futuro social sin clases, sin capitalismo, sin opresiones, en igualdad, en definitiva, realmente comunista.

Este aniversario es una oportunidad también para iluminar hoy, en el siglo XXI, el futuro de la sociedad eliminando las falsificaciones de lo que se llama socialismo o comunismo, eliminando tanto las caretas del reformismo socialdemócrata y estalinista de las verdaderas ideas comunistas. Un valor a destacar y emular está en esa energía militante de esta centuria, y que fue conducida al desencanto por las direcciones políticas que terminaron por burocratizarse y buscaron acomodarse al mundo capitalista, aliándose con la burguesía y traicionando así las expectativas reales socialistas.

La desaparición de los partidos obreros no es la desaparición de las ideas comunistas

La primera gran lección de estos 100 años es que la adaptación al capitalismo, el oportunismo y la insistencia en entrar en los gobiernos burgueses lleva siempre a los partidos obreros a la desaparición y su transformación en apéndices socialdemócratas de la burguesía.
Y sin embargo los valores de los militantes comunistas agrandan la grandeza de las ideas comunistas y revolucionarias. A partir del desarrollo del capitalismo en la España de la posguerra solo los comunistas -y los del PCE en su mayor parte-, habiendo sido un pequeño partido durante la II República, supieron trabajar a ras de tierra, luchando con los problemas cotidianos de los trabajadores, llevando a cabo un trabajo político, potenciando la nueva organización que durante los años 60 y 70 lideró a los trabajadores: CCOO. Este trabajo consistió en utilizar la legalidad que podía permitirse en el Sindicato Vertical con las acciones que desbordaban el marco legal. El PCE utilizó el tipo de trabajo comunista bolchevique en las bases obreras, lo que le dio a largo plazo una credibilidad en la clase trabajadora. En la medida que abandonaba esta política obrera por su política estalinista y/o reformista perdía sus posiciones. De ahí su oportunismo: utilizó su credibilidad en la lucha obrera para ganar el reconocimiento político de la burguesía como representante del proletariado. Miles de militantes creían a pies juntillas en el socialismo, mientras que las direciones los manipulaban para entrar en el gobierno y obtener sillones.

Sin embrago sus miserias más terribles se acrecientan cuando en las etapas de la guerra civil con el reformismo estalinista se convierten en represores de la revolución. El estalinismo no es sólo represión brutal de la izquierda comunista y revolucionaria, es también una suerte de reformismo y colaboracionismo con la burguesía. Tenemos que tener en cuenta que el “socialismo en un sólo país”, sólo llevó a la desaparición de la URSS y las conquistas revolucionarias de la revolución de octubre de 1917.

Guerra Civil y Revolución Social en 1936

El ejemplo más patente de la colaboración de clase fue la política frentepopulista. El PCE de los años treinta sigue una política de apoyo al Frente Popular. Estos eran frentes electorales con partidos de izquierda y de la derecha. En España los pactos se hicieron con la burguesía republicana que exigían textualmente: “Los republicanos no aceptan el principio de nacionalización de la tierra y su entrega gratuita a los campesinos, solicitada por los delegados del partido socialista”. Tampoco “aceptan los partidos republicanos medidas de nacionalización de la Banca propuesta por los partidos obreros…”, ni “el control obrero“… Es decir, todo aquello que el pueblo revolucionario realizó cuando paró el golpe fascista el 18 de julio en la zona republicana. En 1936 la famosa carta de Stalin a Largo Caballero, ya en el gobierno, “aconsejaba” una política reformista de atracción de la pequeña burguesía, la derecha republicana y al mantenimiento del capitalismo y de la propiedad como forma de combatir al fascismo. Esta política se llevaba a cabo también por los servicios secretos de Stalin con una represión brutal de los comunistas y revolucionarios, que defendieron la revolución social. En este sentido la dirigencia del PCE llevó una dirección contraria a la revolución puesta en marcha por los propios jornaleros, campesinos pobres y obreros. Así, el PCE se convirtió en una fuerza contrarrevolucionaria.

La lucha contra el franquismo

Durante los años 60 las organizaciones tradicionales del movimiento obrero como el PSOE, la UGT y CNT no supieron ver las condiciones políticas y económicas nuevas que desarrolló el capitalismo durante el franquismo. De ahí la famosa frase de los “40 años de vacaciones” referida a los socialistas.

Sin embargo, el reformismo del PCE se acrecentó. Al tener la fuerza militante en la clase obrera se ofreció al antiguo aparato político franquista – Suárez, Fraga…- para conducir a buen puerto la monarquía parlamentaria a cambio de su legalización. Los crímenes de los abogados de Atocha por la extrema derecha serían la prueba fáctica de su control de las luchas para ganar su legalización. La dirección del PCE demostró una vez más sus servicios a la burguesía a cambio de su reconocimiento. Sin embargo, la socialdemocratización de su política con el llamado “eurocomunismo” un proceso de reformas hacia el socialismo, lo hundió. Los socialistas defendían mejor esa política reformista y Felipe González engañaba mejor a la población que Santiago Carrillo. Una vez más las ilusiones en el parlamentarismo y en la democracia burguesa creaban las desilusiones en las bases militantes del PCE; miles de afiliados dejaron el partido. Los mejores situados y con mayores posibilidades de puestos y sillones entraron en el PSOE. En 1977 el PCE tenía más de 200 mil afiliados, en 1983 serían 83 mil. Su base social y electoral se redujo y llevó al PCE a una larga crisis que se alargaría hasta 1986 con la creación de IU. Pero ya el partido no retomaría esa fuerza que le dio el trabajo militante en la clase obrera. Tras las siglas de IU y actualmente de Unidas Podemos su reformismo reproduce el desencanto de la Transición.

Esta política de colaboración con las clases capitalistas de las direcciones del PCE no es fruto de un día. Primero sería en la posguerra la Unión Nacional, después la Reconciliación Nacional, o la Ruptura con la Plata-Junta de los años finales del franquismo, lo mismo que ahora el gobierno de “progreso” de Unidas Podemos con el PSOE. El fondo es la misma política: la adaptación al capitalismo y el oportunismo de obtener buenos puestos en el gobierno.

Como conclusión diremos que en este balance de los 100 años es el oportunismo político, el abandono de la clase trabajadora y sus objetivos y programa comunista, la mayor miseria que aflora tras la grandeza de sus luchadores. Esta grandeza es la semilla que puede germinar con la lucha de clases, y cuyo fruto será la sociedad comunista.

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Para conocer más en profundidad la historia del PCE hay una bibliografía abundante que nos puede ayudar a comprender la trayectoria histórica de este y de la lucha de clases en nuestra sociedad.

En primer lugar, está la “Historia del PCE” oficial de 1960 que se hizo bajo la dirección de Dolores Ibarruri que oculta y falsifica muchos de los hechos. Juan Andrade escribió una contestación a esa historia oficial en “Apuntes para una historia del PCE”. En la actualidad el libro de Gregorio Morán “Grandeza, Miseria y Agonía del PCE 1939/1985”, nos acerca de una manera real a los hechos desde las investigaciones de los propios archivos del Partido. De Joan Estruch “La historia oculta del PCE” es interesante para entender las luchas intestinas y el estalinismo.

La Fundación de Investigaciones Marxistas tiene estudios sobre el PCE en general. Finalmente es interesante de Molinero, Carme e Ysás, Pere, “De la hegemonía a la autodestrucción: el Partido Comunista de España (1956-1982)”