¡Abajo las guerras de Putin, de Biden y de la OTAN contra los pueblos!

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Textos del semanario Lutte Ouvrière - 28 de febrero de 2022
28 de febrero de 2022

Ciudades bombardeadas, familias cobijadas en refugios y estaciones de metro, o en las carreteras huyendo de los combates... La intervención militar decidida por Putin ha sumido a Ucrania en el horror de una guerra monstruosa y fratricida.

Este conflicto enfrenta a hombres y mujeres que han compartido durante mucho tiempo una cultura común y han convivido durante décadas en la Unión Soviética. Las familias, compuestas por una mezcla de rusos y ucranianos, vivían a ambos lados de las fronteras, que en aquella época no constituían un obstáculo para la circulación. Hoy, la exacerbación del nacionalismo está cavando sangrientos abismos de odio entre estos pueblos.

El ataque de Putin a Ucrania es criminal. Hay que afirmar la plena solidaridad con los pueblos de Ucrania y Rusia, donde han sido detenidos cientos de manifestantes contra la guerra. Pero es la política de las grandes potencias occidentales la que ha convertido a Ucrania en el escenario de su tira y afloja con Rusia.

Desde la desaparición de la URSS en 1991, los dirigentes estadounidenses han aumentado constantemente su presión militar sobre Rusia. Su brazo armado, la OTAN, la alianza concebida en la época de la Guerra Fría para aislar y debilitar a la Unión Soviética, nunca se ha disuelto. Todo lo contrario, ha seguido aplicando una política de cerco, incorporando a los Estados del antiguo bloque soviético fronterizos con Rusia. Los líderes occidentales y sus portavoces presentan a Putin como el único agresor para ocultar su abrumadora responsabilidad en los acontecimientos que condujeron a la guerra. ¿Cómo habría reaccionado Biden si Rusia hubiese instalado bases militares en México o Canadá en la frontera con Estados Unidos?

Tanto Biden como sus aliados no se preocupan por la soberanía de Ucrania y la democracia que dicen defender para justificar sus políticas. ¡Como si los dirigentes estadounidenses se hubieran avergonzado de violar la soberanía de Afganistán e Irak, que invadieron inventando las más burdas mentiras!

Cuando los militares europeos intervienen en sea cual sea el país, lo hacen para defender a sus empresas basadas en esos países y no para defender los derechos democráticos de las poblaciones. Esto se ha hecho tan evidente que recientemente se han producido manifestaciones en varios países para exigir su salida.

Putin es un dictador con métodos brutales y criminales. Pero esto no es lo que preocupa a los dirigentes del mundo imperialista. Al contrario. Cuando miles de soldados rusos fueron enviados a Kazajistán en enero para ayudar a reprimir una revuelta popular contra la subida de precios, los llamados demócratas occidentales no encontraron nada que objetar. Sobre todo, porque los paracaidistas enviados para apoyar a la dictadura local también protegían los intereses de las grandes empresas occidentales presentes en el país, como Exxon, Total y ArcelorMittal.

Frente a las grandes potencias occidentales, Putin apela al patriotismo de la población rusa, pero no defiende sus intereses. Es el representante de la burocracia y de la delgada capa de privilegiados que se apoderó de sectores enteros de la economía estatal cuando desapareció la Unión Soviética. En contra de las afirmaciones de Putin, la intervención militar en Ucrania no puede mejorar en absoluto la seguridad del pueblo ruso. El chovinismo agresivo de la política del Kremlin está alimentando el nacionalismo antirruso en Ucrania y sólo puede reforzar la posición del imperialismo en la región.

Putin, Biden y los demás dirigentes de los países de la OTAN están librando una guerra con el pellejo de los pueblos por los que comparten el mismo desprecio. ¡Y saben perfectamente cómo llevarse bien cuando se trata de aplastar a los trabajadores movilizados! Los trabajadores no tienen que ponerse del lado de uno u otro. Biden, Macron y los de su calaña querrían reclutarnos. Debemos rechazar la unión sagrada que hay detrás de ellos. ¡Esta guerra no es la nuestra!

Para oponernos a un futuro que inevitablemente se configura con crisis cada vez más graves y guerras cada vez más extendidas, debemos negarnos a dejar nuestro destino en manos de los imperialistas y sus gobiernos, con sus intrigas y complots contra los pueblos. Como proclamó Jaurès antes de la Primera Guerra Mundial: "El capitalismo lleva en su esencia la guerra como los nubarrones llevan la tormenta". ¡Esto sigue siendo cierto y por eso debe ser derrocado!

Nathalie Arthaud

Traducción del Editorial de Lutte Ouvrière en los boletines de empresas - 28 de febrero 2022