Hay muchas razones para estar preocupados e indignados por la guerra que se extiende por Oriente Medio. Preocupados e indignados por la suerte de los palestinos de Gaza y Cisjordania, los libaneses, los sirios, los iraníes...
Y también debemos preocuparnos por nuestro propio futuro. Porque la entrada de Estados Unidos en la guerra contra Irán, detrás y al lado de Israel, es un nuevo paso hacia la guerra generalizada. Al bombardear las instalaciones nucleares de Irán y desatar una potencia de fuego sin precedentes, Trump ha acelerado la espiral hacia la guerra global.
El objetivo declarado de la guerra contra Irán es impedir que adquiera una bomba atómica. Según los líderes occidentales, esto supondría una amenaza existencial para Israel, Oriente Medio y el mundo entero. Si quieres matar a tu perro, ¡acúsalo de rabia!
Con sus propias armas nucleares, Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña tienen poder suficiente para volar todo el planeta. La única potencia que ha utilizado alguna vez la bomba atómica fue Estados Unidos, en agosto de 1945, contra Japón, que estaba dispuesto a capitular. Israel, cuyos dirigentes actuales están cometiendo un genocidio en Gaza, tiene armas nucleares, aunque nunca haya firmado el Tratado de No Proliferación. ¿Y es a Irán a quien debemos temer?
Quién se retiró del Acuerdo de Viena firmado por Obama en 2015, por el que Teherán se comprometía a reducir sus actividades nucleares a cambio de un levantamiento gradual de las sanciones internacionales? Trump, ¡en 2018!
En realidad, Trump aprovecha la situación creada por la política bélica de Netanyahu para meter en cintura a uno de los últimos regímenes de la región que se le resisten. No es la dictadura teocrática que ejerce sobre su pueblo lo que molesta a Estados Unidos. Miren lo amigos que son de Arabia Saudí, ¡el régimen feudal que acaba de ejecutar a un periodista!
La República Islámica es la pesadilla de Estados Unidos porque llegó al poder derrocando al régimen proamericano del Sha, y los mulás nunca han aceptado someterse por completo a sus órdenes.
Contrariamente a lo que machacan los medios de comunicación, esta guerra no hará que el mundo sea más seguro ni más justo, y no garantiza en modo alguno un mundo de paz. Para comprenderlo, basta con ver cómo Irak ha sido destruido por la guerra estadounidense y el caos que reina allí, al igual que en Libia.
Estos bombardeos y esta nueva extensión de la guerra imperialista son criminales. Nuestra solidaridad está con las poblaciones de Irán, Palestina, Líbano, y también de Israel, ¡que están atrapadas en un diluvio de fuego y cuentan sus muertos!
Lo más repugnante es presentar a Israel y a Estados Unidos como los libertadores de los iraníes. ¡Como si se pudiera liberar a un pueblo con bombas que caen sobre sus cabezas!
Durante años, la población iraní, las mujeres y los trabajadores también, enfrentados a unas condiciones de vida cada vez más duras, han dado muestras de un extraordinario espíritu de lucha. Muchos sueñan con derrocar este régimen, uno de los más dictatoriales del mundo. Pero desde hace una semana, están preocupados por su propia supervivencia, reducidos al silencio y más abandonados que nunca a la represión.
El mundo «libre» y «democrático» que pregonan Trump y Netanyahu es un mundo en el que el pueblo no tiene ni voz ni voto. Trump fue elegido para hacer la paz, ¡y ahora está lanzando a su país a la guerra! Los israelíes se despertaron el 13 de junio para descubrir que su gobierno había decidido atacar Irán y que iban a pagar por ello.
Sería un error creer que Netanyahu o Trump pueden detener la espiral de guerra aplastando militarmente a su enemigo. Los israelíes son víctimas de las represalias iraníes. Los estadounidenses quizá lo sean mañana. ¿Y quién puede decir que aquí no seremos las víctimas colaterales de esta guerra imperialista, apoyada por Macron?
Paso a paso, nos acercamos a la guerra mundial. Putin, Trump y Netanyahu han utilizado sus armas para asegurar su dominio. Al exhibir su poderío militar, sus bombarderos y submarinos ultrasofisticados, Estados Unidos ha lanzado una advertencia a China.
Pero la superioridad militar desplegada por Israel y Estados Unidos no pone fin a las rivalidades de poder. Tarde o temprano, sus competidores intentarán desafiar este nuevo equilibrio de poder, también por la fuerza de las armas.
Todas estas guerras sucias se están librando contra todos nosotros. Debemos luchar contra los pirómanos que las provocan, empezando por nuestros propios dirigentes y su sistema.
Nathalie Arthaud
Editorial de los boletines de empresas del 23 junio de 2025