Francia: Pensiones, la lucha continúa

Εκτύπωση
Marzo de 2023

En su comunicado, la intersindical llama a “endurecer el movimiento” y a “paralizar Francia” el 7 de marzo. Sean cuales sean las intenciones y los medios utilizados por las direcciones sindicales, debemos aprovechar este día para amplificar la lucha contra la reforma de las pensiones del gobierno.

Desde hace un mes, el éxito de las manifestaciones organizadas en cinco ocasiones en todo el país demuestra el rechazo masivo del mundo del trabajo a la reforma del gobierno. La amplitud de las manifestaciones ha superado ampliamente el marco habitual, con desfiles muy numerosos, sobre todo en las ciudades medianas, y la participación de numerosos trabajadores, incluso del sector privado.

Se pudo temer que el 16 de febrero, último día de huelgas y manifestaciones, fuera un fracaso, mientras que el 7 de marzo parecía ser el verdadero siguiente paso. Pero la participación en las manifestaciones volvió a ser elevada y la moral se mantuvo alta.

Sin embargo, está claro que para tener éxito, el movimiento tiene que adquirir una escala mayor. Es una lucha difícil, y esto no se debe a la personalidad de Macron, que sólo es el gestor de los intereses de la patronal y le obedece fielmente. En este periodo de crisis general del capitalismo y de guerra económica, la condición del beneficio es rascar los bolsillos de los trabajadores por todos los medios: explotación reforzada, subida de precios, congelación salarial, desmantelamiento de servicios públicos, robo de las arcas de la Seguridad Social, etc. Para la burguesía, nunca es el momento de ceder a las reivindicaciones obreras, a menos que se vea obligada a ello.

Muchos trabajadores están retomando la idea de “bloquear la economía”, pensando en acciones espectaculares de minorías o apoyándose en la huelga de algunos sectores. Frente a un ataque general al mundo del trabajo, ninguna huelga por delegación, dirigida sólo por una fracción de los trabajadores, ya sean estibadores, ferroviarios o refinadores, puede salir victoriosa, aunque cuente con el apoyo de la inmensa mayoría de la población.

El partido de la reforma de las pensiones no se jugará en el Parlamento, pero tampoco en las gradas. Al contrario, es necesario que el máximo número de trabajadores invada el campo de lucha. El temor de Macron y de la patronal es que las huelgas empiecen en un sector y se extiendan a otros, sobre todo en el sector privado.

Cuando, en junio de 1936, la huelga se extendió hora a hora, convirtiéndose en una huelga general con ocupación de fábricas, el pánico fue total del lado de la burguesía y fueron ellos quienes exigieron al gobierno del Frente Popular que concediera la semana de 40 horas y las vacaciones pagadas, para frenar el ascenso obrero.

Si mañana una huelga se extiende e implica a millones de trabajadores, veremos el mismo pánico del lado de los Bolloré, los Arnault, los Pinault y los Peugeot. Y serán ellos los que le digan a Macron o a cualquier otro presidente que guarde sus planes, que acabe con esto.

Traducción Lutte Ouvrière n° 2847