La sanidad pública en desmantelamiento

Εκτύπωση
Diciembre de 2022

El pasado día 13 de noviembre la ciudad de Madrid era colapsada por la asistencia de cientos de miles de personas que acudían a la manifestación por la defensa de la sanidad pública.

El servicio de transporte de Metro, Cercanías, o autobuses urbanos han dejado imágenes de ello, junto a las realizadas durante y al final de la manifestación, que prueban la masiva afluencia de público congregado para protestar contra el deterioro de la sanidad pública en la Comunidad Autónoma de Madrid y contra la destrucción de la atención primaria que está llevando a cabo el gobierno autonómico de Isabel Diaz Ayuso (PP). Hasta la redacción de este artículo, los facultativos de Atención Primaria de la comunidad madrileña mantienen una huelga indefinida desde el día 21 de noviembre que reclama la solución a la sobrecarga de pacientes, la contratación de nuevos médicos y pediatras de atención primaria, contratos fijos e indefinidos y remuneración salarial acorde para frenar la huida de médicos al extranjero.

La constante precarización de la sanidad pública que se está llevando en todas las comunidades de España, encara un final de año 2022 y un principio del 2023 con huelgas y con conatos que pueden derivar en más movilizaciones. En Cantabria la huelga se ha desconvocado tras un acuerdo que conseguía “salvar los obstáculos para el entendimiento”, la Comunidad de Madrid, Andalucía y Cataluña, ya han registrado una movilización del colectivo facultativo para los días 25 y 26 de enero, la Comunidad Valenciana también protestará en enero, y en Navarra hay previstas protestas para el mes de febrero.

Los médicos y pediatras de Atención Primaria de Aragón están en pie de guerra y amenazan con ir a la huelga si sus reivindicaciones no son escuchadas, el Sindicato Médico de la Región de Murcia no descarta ir a la huelga indefinida si no se ponen soluciones “en breve” a los colapsos y demoras que está sufriendo la sanidad pública, Extremadura, por su parte, aplazará cualquier parón hasta después de las fiestas, mientras que en Canarias no se descartan. A los territorios ya mencionados, se podrían sumar otros como el País Vasco, en donde los sindicatos señalan problemas que son comunes a los del resto de España.

¿Por qué los problemas de la sanidad pública en España?

El estado español gasta muy poco en sanidad -1.970 € por habitante-, de hecho está por debajo de la media – 2.244 €- de los 15 países de la Unión Europea con más desarrollo económico de la UE. Esto no es debido a que sea mas pobre, al contrario, nuestro Producto Interior Bruto (PIB), que es el índice de nivel de riqueza de un país, es cercano al de nuestros socios comunitarios. Esta escasez de recursos no se da solo en la sanidad, sino en todos los servicios públicos del estado español, y tiene como consecuencia el bajo porcentaje de trabajadores/as que trabajan en el sector público del país, déficit que se acentúa en sanidad, educación o servicios de ayuda a las familias con dependencia. Solo el 9% de los trabajadores/as en España trabaja en estos servicios públicos frente al 25% que lo hace en Suecia, país que, junto con Noruega, tienen el mayor desarrollo de estado del bienestar. Hay que puntualizar, que solo con igualar el porcentaje de trabajadores públicos al de estos países nórdicos reduciríamos la tasa de paro al 0%.

Causas y consecuencias de la escasez de recursos en la sanidad publica

La sanidad pública, como la educación, ha sido una reivindicación tradicional del movimiento obrero: Sanidad gratuita e igual para toda la sociedad, al igual que la educación laica a cargo del Estado. Sin embargo en la sociedad capitalista lo que concede la burguesía por la lucha obrera y social te lo quita cuando puede, porque los recursos hay que obtenerlos de los beneficios de la burguesía y empresas. Esta escasez de recursos tiene mucho que ver con el dominio de políticas capitalistas que se dieron en la época franquista y que siguen en el periodo democrático en España.

Una de las causas es la dualidad del sistema sanitario público-privado, típico de los países del sur y de los de la mayoría de Latinoamérica. Esta dualidad se refleja en que el sector privado atienda en general al 20-25% de la población que tiene mayor renta en el país y el sector público atienda al 75-80% de la población restante. De hecho, se da la paradoja de que la mayor parte de los políticos y funcionarios públicos del estado tienen la posibilidad de elegir sanidad privada o pública.

Dado que la sanidad privada se paga según los ingresos de cada cual, es mas cómoda que la pública (una cama por habitación hospitalaria por ejemplo), tiene menos espera para las citas médicas y más atención y tiempo por parte de los facultativos; todo esto sumado al deterioro de la sanidad pública, tiene como consecuencia que parte de la población con recursos use la sanidad privada. A pesar de todo, la realidad muestra que la calidad del personal profesional y las infraestructuras científicas y técnicas son mejores en la pública que en la privada, prueba de ello es que, cuando los pacientes empeoran considerablemente, las patologías son muy graves, o cuando la intervención quirúrgica es complicada, se desvíen casi siempre a la sanidad pública.

Por otra parte, un sistema de salud para toda la población supone una inversión de capital que no se rentabiliza a corto plazo y por ello los capitalistas no invierten en hospitales y centros de salud, prefieren ser subsidiarios del Estado, que les ofrece pingües beneficios sin casi inversiones gracias al deterioro del sistema público y a la privatización que se lleva haciendo desde la época de Felipe González.

A todo esto hay que añadir que la lógica intrínseca del capitalismo hace que, para que la sanidad sea un negocio rentable, tiene que funcionar para su beneficio privado a costa de la salud de la mayoría de la población trabajadora y en beneficio de los más ricos.

La deriva de la privatización de la sanidad pública

Otro de los motivos del auge de la sanidad privada es porque en muchos casos es financiada con dinero público. Dinero público que no va al sistema sanitario público sino al privado, con el consiguiente detrimento de la sanidad pública. Este modelo lleva implantándose en varios países de nuestro entorno desde hace tiempo, el ejemplo más notorio es el de Gran Bretaña, donde el efecto pernicioso de la privatización ha provocado el deterioro del SNS británico público. La huelga liderada por las enfermeras del SNS británico cuyas condiciones laborales han empeorado en estos últimos años, dan prueba de ello.
Y es que detrás de todo; el referente fijado a tomar es el de EEUU, un sistema que es la máxima expresión del modelo capitalista. No por casualidad es el país desarrollado donde mayores problemas de cobertura sanitaria hay, mayor carga administrativa y mayor desagrado popular con la gestión y financiación de su sistema sanitario. Los programas públicos, conocidos como Medicare y Medicaid, están diseñados específicamente para personas mayores, personas con discapacidades y familias e individuos de bajos ingresos. Todos los demás necesitan obtener planes privados, ya sea a través de su empleador o por cuenta propia. Sin uno, recibirá tratamiento en una emergencia, pero es responsable de todos sus gastos médicos, y las facturas pueden ser astronómicas. Incluso cuando tiene un plan de seguro, todavía puede recibir facturas sorpresa. La mayoría de los planes de seguro requieren que realice copagos con cada médico, tratamiento o intervención quirúrgica.

CONCLUSIÓN

La deriva que está llevando la sanidad publica en España y podríamos afirmar que en el resto de países del mundo, está provocada por un sistema capitalista en crisis que intenta sacar tajada de todo lo que queda de la gestión pública, en este caso el sistema sanitario público. Es una lucha sin cuartel entre el capital y el trabajo. Una lucha que para que la victoria sea definitiva solo se conseguirá si la clase obrera toma las riendas de la sociedad expropiando los medios de producción capitalista y gestionando ella misma las necesidades del pueblo trabajador. ¡Una cosa está clara, el sistema sanitario no deja de funcionar por falta de capitalistas, sino por falta de médicos!