El plan de la burguesía y sus gobiernos y la respuesta obrera.

Εκτύπωση
Marzo de 2013

"Hoy, el poder público viene a ser, pura y simplemente, el consejo de administración que rige los intereses colectivos de la clase burguesa." Esta frase del Manifiesto Comunista escrita en 1848 no ha perdido en absoluto nada de su valor. Y es la gestión de la crisis capitalista realizada por Zapatero desde 2007, y ahora Rajoy, lo que muestra a las claras esta aseveración. Se ve aún más claro cuando vemos los ministros del gobierno de Mariano Rajoy. Tres botones de muestra: Luís de Guindos, ministro de economía, es un banquero reconocido en el mundo financiero por ser el responsable del Lehmand Brother para España- banco que estafó con las hipotecas subprime y cuya quiebra originó el comienzo de la crisis-. Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda, es un conocido representante de la patronal española - CEOE- y de su Instituto de Estudios Económicos, y Pedro Morenés, en la cartera de Defensa, es directivo de empresas de armamento.

La burguesía española, como la europea, ha puesto en marcha un plan económico y social para hacer pagar a la población trabajadora la crisis económica provocada por ellos mismos. Este plan que empezó a realizar Zapatero lo está prosiguiendo Rajoy en toda su amplitud y dureza. Está conscientemente organizado por sus intelectuales y políticos, verdaderos títeres de la burguesía. Fundamentalmente consiste en bajar los salarios, despedir y aumentar el paro, como presión y chantaje a los que trabajan, recortar salarios y presupuestos de los servicios públicos, vender la sanidad y las empresas públicas que quedan y convertir las pensiones públicas en un negocio en manos de los bancos.

Esto último se comenzó a realizar con la reforma de Zapatero que aumentaba la edad de jubilación a los 67 años y el cómputo de años trabajados para el cálculo de la pensión. El argumento es que las cotizaciones de los que trabajan no dan para pagar las jubilaciones. De hecho cada vez se cotiza menos y se necesita más tiempo, con lo cual buscan pensiones mínimas del Estado y el resto que sean planes de pensiones para los que puedan pagarlo. El objetivo no es más que realizar una labor de zapa en el dinero público para ir convirtiendo las pensiones en un negocio en manos de los bancos; convirtiendo progresivamente el sistema de pensiones públicas en un sistema de capitalización donde las cotizaciones serían objeto de especulación por parte de los fondos financieros. Ya es un hecho que el 90% del fondo de reserva - 65.000 millones de euros- ha sido invertido por el gobierno en deuda pública del Estado. Es por tanto una posibilidad real un recorte masivo de pensiones a medio plazo.

Esta es una política consciente que se acompaña con el rescate del sistema financiero y el aumento de poder en todos los órdenes de la gran patronal. Así buscarán un país con una mano de obra barata preparado para el próximo ciclo de crecimiento. Es la vuelta a las condiciones sociales de los años 50 y 60 del pasado siglo.

Son los intereses de los banqueros y grandes empresarios los que deciden las medidas y la política a seguir para, como ellos dicen, "salir de la crisis". De hecho lo han hecho siempre en todas las crisis del sistema. No es posible que Zapatero y su gobierno creyeran que esta crisis fuese una más dentro de los ciclos propios del capitalismo. Ellos ocultaron la situación de quiebra del sistema bancario. Zapatero cuando decía que "España tiene el mejor sistema financiero de la comunidad internacional" o que "somos la 8ª potencia mundial, la envidia de Europa y pronto superaremos a Francia como ya hemos hecho con Italia" o más aún: "estamos en la Champions League de la economía", intentaba ocultar la realidad a la gente.

¿Y eso por qué?, ¿no sabían nada de economía?, ¿o es que los gobiernos de Zapatero, como los de Rajoy, son muy torpes? Ellos saben perfectamente cómo funciona la economía y también saben perfectamente qué es lo que están haciendo. Ellos prefieren solucionar los problemas de deuda y déficit antes que los problemas de crecimiento económico porque es un negocio para los banqueros y los empresarios y desean, ante todo, una estabilidad financiera. E invertir en la producción da menos beneficios. Ellos saben que las crisis del capitalismo son cíclicas y se repiten porque es la manera de resolver las contradicciones del sistema. Saben perfectamente que sus beneficios van a ahogar a la población. Pero no les importa porque el capitalismo sólo funciona si hay beneficios. Es un círculo vicioso que llevará a la desaparición del capitalismo.

En definitiva sólo hay, en última instancia, una salida a la crisis capitalista: acabar con el capitalismo expropiando a la burguesía, sus bancos, tierras, fábricas y medios de producción para organizar la economía para la sociedad y los seres humanos.

Para los planes de los banqueros el PSOE les ha servido de maravilla. Los socialistas desde Felipe, Zapatero y ahora Rubalcaba, que se llevaban millones de votos de las clases trabajadoras, no han hecho más que engañar históricamente a los obreros. En el periodo de estos últimos 40 años, desde la muerte del dictador y la desaparición de la dictadura franquista, no hicieron más que defender los intereses de la burguesía a cambio de tener sus espacios de poder político y de migajas sociales para la población. El descrédito ha sido tan grande que un grupo de jóvenes socialistas ha realizado un vídeo pidiendo perdón por la política antisocial y anti obrera de Zapatero.

Con Felipe González en 1982 se "resolvió" la mayor crisis bancaria española conocida hasta la presente. Pero en vez de seguir su programa y crear una banca pública con la nacionalización de bancos en quiebra, lo que hizo su ministro de Economía, Boyer, fue salvar estos bancos con dinero público para después integrarlos en los grandes bancos. Posteriormente Solchaga, ante la integración en la UE, llevó a cabo la fusión de bancos, quedaron 5 grandes bancos, hasta llegar a la actualidad a ser el Banco de Santander y el BBVA los dos grandes que monopolizan el sistema bancario español. Zapatero y Solbes, su ministro de Economía, llevaron a partir de la crisis actual la política de salvar a la banca y fusionar las Cajas de Ahorro convirtiéndolas en bancos. Esta política de apoyo a la banca, Rajoy la ha superado hasta calcularse en más de 250.000 millones de euros el dinero público con el cual se rescatado al sistema financiero.

La política de Zapatero a favor de la gran patronal se hizo efectiva el sábado 27 de noviembre de 2010 cuando el presidente se reunió con las 37 personas más poderosas del país. Alierta de Telefónica, Botín del Banco de Santander, González del BBVA, Álvarez de El Corte Inglés y los demás capitalistas que dominan nuestra economía. Tienen en sus manos el 40% del PIB. Desde 2007, año en que arrancó la crisis, las empresas del Ibex-35, ya llevan acumulados 229.141 millones de euros en ganancias. "Que no le tiemble el pulso, que sea firme, rápido y contundente" le dijo la gran patronal al presidente del gobierno. La exigencia, aceptada por Zapatero, nos muestra quienes son los que gobiernan. Los recortes comenzados por éste, la reforma laboral y el aumento de la edad de jubilación, no fueron más que el prólogo de las medidas de Rajoy.

Las elecciones termómetro de la situación

Las elecciones generales de 2011 mostraron el rechazo de los trabajadores a la política de los socialistas con los 4,3 millones de votos perdidos por el PSOE. La subida al gobierno de la derecha del PP ha supuesto seguir el plan de la burguesía con el agravante de toda una serie de medidas que han empeorado las condiciones de vida de la población hasta el extremo de la pobreza de millones de personas. Sabíamos que esto sucedería aunque hubiera ingenuos que creyeran que peor que con Zapatero no podría llegar a ser la situación social.

Las elecciones son un barómetro que mide la opinión de la gente y que nos puede servir para saber los apoyos de un partido u otro. Y la derecha no ha subido notablemente de votos. Sus 10,8 millones de votos en las elecciones generales de 2011, muestran que sólo ha aumentando en medio millón respecto a las anteriores. Si Rajoy tiene mayoría absoluta en el congreso y el senado es por la ley electoral. Sólo el 30% del electorado le ha votado. Es la caída de los socialistas la que provocó el trasvase de diputados. Y si se ha mantenido en la elecciones gallegas, con mayoría absoluta a pesar de la disminución de 200.000 votos, es por la misma razón de legalidad electoral.

Sin embargo los socialistas no han levantado cabeza. Su electorado, a pesar de la política de Rajoy, le sigue pasando la factura de su gestión de la crisis a favor de los capitalistas. Sólo en Asturias y en Andalucía pueden seguir gobernando con el apoyo de IU, que sí ha subido en porcentajes de votos. Todo indica hasta ahora, que se ha roto parte de la confianza del electorado que votaba socialista y que en su mayor parte lo hacía como mal menor ante el PP. La corrupción política, su apoyo a la patronal y a la banca han hecho ya un camino de no retorno - por ahora- por el que transita ese electorado que votaba socialista.

Sin embargo IU, que sería la receptora de ese electorado, todavía no ha recogido esa cosecha. Ha subido, es verdad, en todas las elecciones realizadas hasta ahora pero sus porcentajes de votos sólo le han dado la posibilidad de ser apoyo de los socialistas en Asturias y Andalucía. En la situación actual de crisis, se han convertido en Andalucía en cómplices de una política de recortes sociales del gobierno de Rajoy pues no pueden más que gestionar los presupuestos que desde el gobierno central les entregan. Sólo pueden aspirar con esta política a que los recortes sean menos brutales que en las autonomías donde gobiernan los "peperos".

La trampa del nacionalismo al servicio de la burguesía en Cataluña y la sumisión de la izquierda

En las elecciones autonómicas catalanas se ha visto claramente la utilización del nacionalismo para desviar la atención de la población ante los recortes y medidas contra los trabajadores.

Artur Mas presidente de la Generalitat catalana y del partido derechista Convergencia i Unio adelantó las elecciones catalanas para así utilizar el nacionalismo independentista y el derecho de autodeterminación como cortina de humo de sus ataques a la población. En efecto, la Diada catalana de 2012 donde cientos de miles de personas se manifestaron en la calle con el lema convocante de "Catalunya, nou estat d'Europa", ("Cataluña nuevo Estado de Europa"). Esta manifestación fue interpretada como expresión del pueblo catalán para construir un Estado propio hacia la independencia del Estado español.

Convergencia que había sido el primer gobierno que había recortado servicios públicos, salarios, que había despedido a trabajadores y que su presidente había sido tildado como el "campeón de los recortes" se convertía de la noche a la mañana con su presidente a la cabeza en el partido independentista que abriría el camino de libertad hacia un nuevo Estado europeo. La excusa perfecta para tapar los ataques del gobierno y de la burguesía catalana a los trabajadores. Ya habían utilizado el llamado "déficit fiscal" para justificar sus recortes. Decían que Cataluña daba más impuestos que servicios estatales recibía. Sin embargo en la manifestación de la Diada había un descontento popular que se manifestaba ante la crisis social del capitalismo.

La trampa estaba preparada. No había mejor estrategia para la burguesía y la derecha catalana, tanto como la del PP, para convertir un problema del capitalismo que explota a las clases populares en un problema nacional con todo el pueblo detrás de una consigna - el derecho a decidir y la independencia- liderado por la burguesía y la pequeña burguesía catalana. Pues al PP le venía de mil amores esta estrategia en la que tenía todo que ganar. En Cataluña esta derecha se posicionaba por la "unidad de la patria española" y le servía para mantener en todo el Estado su política anti obrera.

Finalmente la izquierda se quedó a dos aguas. Por el derecho a decidir sí, pero no por la independencia, o por lo menos no tan claro. La izquierda que presume de revolucionaria y anticapitalista se puso también detrás de la consigna. Como si crear un Estado nuevo fuera algo que permitiera acabar con el capitalismo. O como si "el derecho de autodeterminación de los pueblos" fuera una consigna doctrinaria fuera del contexto social. Es hasta ridículo y cínico que el derecho de autodeterminación necesario para los pueblos colonizados y oprimidos por el imperialismo sea utilizado para tapar y oprimir a los trabajadores catalanes y del resto del Estado por la derecha catalana representante de la burguesía.

Las elecciones dieron la posibilidad de mantener el mismo juego engañoso y seguir desviando a la población trabajadora de sus objetivos de clase. Aunque CiU bajó en votos que ganó ERC, la izquierda también ganó y entraron en el parlamento 5 diputados independentistas y anticapitalistas, pero el PP y Ciutadans, las fuerzas españolistas, subieron en votos de una manera importante. Mas se encontró que podía seguir engañando a la población y mantener los ataques a los trabajadores y ahora con ayuda de Esquerra con la perspectiva del referéndum en 2014.

Desgraciadamente la falta de una izquierda revolucionaria impide destapar el engaño nacionalista. La ausencia de ideas internacionalistas y de clase y por supuesto de un partido comunista que defienda los intereses de clase y no los de nación, que defienda el internacionalismo de la clase obrera sea de la región o nación que sea en su unidad y lucha, permite a la burguesía, que sí es internacional, mantener su plan para explotar a las clases populares.