20 años del 1er gobierno del PSOE

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Enero 2003

El 28 de octubre pasado, se cumplieron los 20 años del primer gobierno socialista con mayoría absoluta de la historia parlamentaria española. El PSOE realizó un mitin en Madrid para celebrar el 20 aniversario de la victoria electoral de 1982. En este aniversario Zapatero se ha presentado como continuador de esta etapa, criticando la política antisocial y contra los trabajadores de la derecha de Aznar. Zapatero se presenta con la misma política que presentaba antaño Felipe: sólo buenas palabras. Obras son amores y no buenas razones.

Después de la salida de Felipe González y el descrédito en la cual terminó su etapa, los socialistas han buscando el líder que representara su corriente y devolviera la confianza y la credibilidad a sus filas. Después de diversos intentos en las figuras de Borrell y Almunia, parece que han encontrado en Zapatero la figura capaz de unir sus filas y de encarar las próximas elecciones y máxime si como Aznar ha declarado, éste no se presenta.

El mitin del mes pasado en Madrid ha supuesto la reválida del nuevo líder. Además, aupado en honor de multitudes, con todos los barones del partido en el acto de apoyo. El relanzamiento de Zapatero a la arena pública como primer acto electoral que prepara las municipales de mayo, y para unificar a los líderes del partido, necesitaba del aliño que justificara el acto. Los 20 años del primer gobierno fue el aglutinante. El aniversario permitió a Felipe González salir al ruedo y darle la alternativa oficial y Zapatero agradecido con un "gracias Felipe", se reclamó continuador de éste y de su política durante los 14 años. Para él, el proyecto político que quiere realizar es "un proyecto de país como el que había en 1982" y para certificar su unión a la UGT se reclamó de las ideas originales del PSOE: "nunca, nunca olvidaremos nuestras raíces, porque nacimos para defender a los trabajadores y a los más débiles" citando a renglón seguido a Cándido Méndez que estaba presente.

El aniversario se ha acompañado de toda una propaganda en los medios de comunicación, en los cuales se ha intentado revalorizar el periodo socialista. Se ha pasado revista a los "logros" socialistas de los casi tres lustros. Las obras públicas, el AVE, la Expo del 92, la educación, etc., la modernización de España etc.

Todo un periodo de progreso que como nunca ha conocido nuestro país. Incluso entre los guerristas, enfrentados con Felipe, se declaraba que "... (se) empieza a reconocer los aspectos positivos de este periodo de gobierno"(F. Tezanos, Temas/nov./02). Y todo ello con la verificación de las encuestas de opinión que predicen una remontada de Zapatero y del PSOE en intención de voto.

1982 : El PSOE accede al poder gracias a los votos de los trabajadores

La historia del Partido Socialista Obrero Español tiene ya más de un siglo de andadura. En todos estos años la política llevada a cabo por el partido ha sido jalonada desde un principio, por una tradición de colaboración de clases. Así en la dictadura de Primo de Rivera, Largo Caballero fue Consejero del dictador. Durante la república colaboró con los partidos de derecha republicana y cuando llegó el golpe de estado de Franco en 1936 sus dirigentes hicieron todo lo posible para impedir el desarrollo de la revolución social que como un reguero de pólvora había parado y derrotado en gran parte del país la insurrección de los militares. En un gobierno junto a la derecha republicana, el Partido Comunista y después, los ministros anarquistas, desarmaron políticamente a los trabajadores y campesinos al exigirles la renuncia a sus reivindicaciones revolucionarias y aceptar el combate sólo en el plano militar contra el ejército franquista. La esperanza de millones de trabajadores fue traicionada y terminó con una derrota que aupó al poder una dictadura que no terminó hasta la muerte de Franco en 1975.

En los primeros años que siguieron a la muerte del dictador hacia la "transición" a un régimen parlamentario preparado desde años antes por la burguesía en la cúpula del Estado- la derecha era débil y el régimen parlamentario no estaba totalmente estabilizado. Las formaciones de derecha y de centro dominaban los gobiernos durante estos años. Situados en las jefaturas del gobierno pactaron con la izquierda el proceso. Los partidos de izquierda se legalizaron teniendo ellos la credibilidad de la lucha contra la dictadura. Pero los políticos de derecha que desarrollaron este proceso no tenían el partido que tuviera la credibilidad y la mayoría electoral necesaria que le permitiera mantener una estabilidad.

Entre la izquierda se desarrolla el proceso por el cual el PSOE se convierte en hegemónico electoralmente y el PCE, que sale reforzado a la muerte de Franco, pierde totalmente a favor de los socialistas el papel que tuvo entre los trabajadores.

Las elecciones de 1982 fueron el triunfo de un grupo joven que años antes, a mediados de los 70, había tomado las riendas de una mortecina socialdemocracia, que bajo la dirección de Rodolfo Llopis, había sobrevivido en el exilio viviendo de las embajadas y de la II Internacional, sin ningún tipo de influencia ni implantación entre los trabajadores. Fue en el Congreso de Suresnes donde los jóvenes liderados por Felipe González y Alfonso Guerra, "el grupo sevillano", apoyados por la dirección de la II Internacional, desbancó a la vieja dirección del exilio. La socialdemocracia, partía con el hándicap de los llamados con sorna "los 40 años de vacaciones". Su nula implantación en la clase obrera jugaba de partida en su contra y su competencia en la izquierda era el PCE, el partido que había logrado aglutinar a los antifranquistas y con una credibilidad política a través de CCOO en la clase obrera. Se prepararon, por tanto, con una nueva imagen, para las elecciones futuras y para el papel que querían dentro de la sociedad: gestionar a través de los votos la sociedad capitalista "democrática".

Mientras que el PCE en la "transición, mostraba una política moderada y pactista de sumisión a la burguesía, sus dirigentes, viejos estalinistas reconvertidos al reformismo del "eurocomunismo", creyeron que su implantación en el combativo movimiento obrero a través de CCOO, les permitiría jugar un papel importante, como en Italia, donde después de la II Guerra mundial, el PCI salió reforzado y hegemónico en las elecciones en la izquierda. Entre las masas obreras, entre los jóvenes, incluso entre las capas de la pequeña burguesía, los socialistas habían logrado aparecer como la única salida y la única posible para la izquierda, en una situación política de desintegración de la derecha, de conflicto entre las distintas fracciones de la burguesía, desde la extrema derecha hasta los militares, que había impedido la construcción de un aparato político que permitiera una estabilidad y una credibilidad popular. Si la derecha había reservado sin problemas el aparato policíaco-militar estatal, el camino hacia un grupo político que defendiera sin problemas sus intereses le llevó más tiempo. De hecho hasta Aznar y las elecciones del 96 no lo consiguió. Y mientras tanto el trabajo de guardar la finca podía hacerlo la "oposición democrática", es decir, el PSOE.

Pero, años después, con la muerte de Franco, entre los trabajadores y la población el "cambio" de 1982 de los socialistas significaba algo más que un simple cambio de gobierno. Para muchos militantes de la izquierda el triunfo electoral del PSOE, significaba una victoria sobre los hombres de la dictadura, significaba el cambio, que la lucha antifranquista no había podido realizar. Podríamos decir que la victoria electoral era la plasmación tangible de los deseos de la población harta de tanta dictadura. El "grupo sevillano" del PSOE había conseguido aglutinar el voto obrero y de izquierda, había conseguido la hegemonía de la izquierda sabiendo maniobrar en la transición con el apoyo de los sectores reformistas franquistas, que le permitieron presentarse públicamente y libremente a los trabajadores y a la población, utilizando un lenguaje radical y hasta "revolucionario", un programa de nacionalizaciones y planificación económica en las primeras elecciones, para diferenciarse del PCE y una propaganda que jugaba en el terreno electoral con la juventud de los líderes, y del "cambio".

Su eslogan electoral, en 1982, "por el cambio", permitió identificarse con cada uno de los sectores de los trabajadores, que desde su nivel de conciencia, podían interpretar como suyos, los deseos y aspiraciones que durante décadas habían sido reprimidos por la dictadura. Ya meses antes de las elecciones se palpaba entre la gente las ansias por acabar con los antiguos gobernantes. El hartazgo de décadas de dictadura y de represión, de soportar a los caciques y militares, de los terratenientes, banqueros y toda la ralea de la clase dominante. La crisis económica golpeaba a la población con el paro y los cierres de empresa. Estos elementos eran factores poderosos que junto a la desintegración de la UCD y la dimisión de Suárez, el miedo al golpe de Estado, del 23 de febrero del año anterior, contribuyeron a la aparición entre los trabajadores de la esperanza de cambio, en Felipe González y el PSOE. Los socialistas ganaron la credibilidad de los obreros y de la población, para después frustrar todas las expectativas y someter a la clase obrera a un ajuste económico y social que produjo tal desmoralización y desencanto que llevó durante años a la desmovilización y la impotencia. Y para más inri los socialistas fueron, en sus 14 años de gobierno, los que le dieron solución al problema de la inestabilidad política de la burguesía, dándoles la seguridad y la protección necesaria en sus negocios y en el aparato de Estado.

Los 14 años de gobiernos del psoe: paro, precariedad, bajo salarios para los trabajadores y enriquecimiento para la burguesía

Cuando Felipe González accede a la presidencia del gobierno en 1982, tiene la confianza de más de 10 millones de votantes y la esperanza de un pueblo. Los socialistas llegan al gobierno después de un periodo de crisis política en el partido gobernante de la UCD, y del intento del golpe de Estado de Tejero. En una situación que la derecha era incapaz de mantener una estabilidad. Además, hay una profunda crisis económica consecuencia del sistema capitalista que había estallado a partir del llamado chock del petróleo de 1973. Toda su política se hizo con la aquiescencia de los sectores del gran capital y del Estado, es decir con la oligarquía financiera, los terratenientes, la iglesia y el ejército. No transformaron las relaciones de dominación, ni las modificaron.

Ellos se manifestaban como reformistas, su "cambio" significaba, la modernización que España necesitaba y se resumía en el lema de F González de que el "cambio" significaba que España funcionara. Pero, ¿al servicio de quién?. Sí, España empezó a funcionar al servicio de una burguesía ávida de enriquecerse y de meterse en los negocios europeos entrando en lo que hoy es la UE. Y de los 800 mil puestos de trabajo prometidos en su programa se pasaron a los 3 millones de parados en su primera legislatura. Para ello justificaban los ajustes que eran necesarios realizar en la economía para salvar el sistema y una vez saneado, se crearía riqueza y se podría crear empleo y mejorar las condiciones de vida. En realidad las medidas que tomaron lo fueron contra los trabajadores y en beneficio de la burguesía. Y lo primero a que se dedican los gobiernos socialistas con el ministro de economía Miguel Boyer, - encumbrado unos años más tarde en las filas del gran capital y ahora en la derecha del PP-, es a "solucionar" los problemas, tomando medidas contra los trabajadores.

Podemos decir que hay una unidad, sin solución de continuidad, de las políticas antiobreras de los gobiernos capitalistas, y en concreto de éste periodo al gobierno de Aznar. Desde 1977 y los pactos de la Moncloa, - y con el PSOE desde 1982 - los pactos sociales con topes salariales fue moneda común hasta 1985. En 1982 había un 14% de inflación, y el desempleo estaba en un 17% de la población activa. Del 82 al 86 impusieron un ajuste en los sectores industriales que supuso uno de los ataques más duros contra los trabajadores del momento. La reconversión industrial supuso la pérdida de miles de puestos de trabajo, unos 83.000 directamente de las reducciones de plantillas, unas 800 empresas, y afectó en total al 10% del empleo industrial. La crisis de los setenta y las reconversiones habían destruido en 1985, 1 millón de empleos industriales, más del 27% de todos los empleos en la industria.

Las reconversiones supusieron el cierre de multitud de empresas o de reducciones de plantillas de éstas, con una lógica competitiva propia del capitalismo. La industria naval, siderurgia, el metal en general, el carbón y el textil que según esos expertos no tenían futuro, estaban sobredimensionadas, pasó de ser del 40'2% en 1975 al 32'9% en 1985. Aumentó la industria del automóvil. Los sectores con "futuro", de la electrónica, telecomunicaciones o informática, casi no variaron del 13'7 al 13'9% para el mismo periodo -. Cuando terminaron estas reconversiones y el ajuste económico, comarcas enteras eran desiertos industriales y el paro había subido vertiginosamente a tres millones de trabajadores aproximadamente, el 20% de la población activa de esos años. Asturias, País Vasco, Cantabria, el Ferrol, Levante con Sagunto, la zona sur de Madrid y Cádiz fueron las más afectadas. En 1984 se reformó otra vez el Estatuto de los Trabajadores, abriendo la posibilidad de contratar más temporalmente y más barato. Fue el comienzo de la precariedad en grandes sectores obreros.

Por el contrario a la burguesía se le saneó gratis sus empresas a costa del erario público y apoyando con la policía los despidos. El saneamiento de la banca costó dos billones de ptas., el sector eléctrico cargó un canon en el recibo de la luz para pagar las obras faraónicas de las nucleares que ahora no daban beneficios, además de las ayudas a la patronal en la reconversión. La banca fue haciendo su proceso de fusiones hasta llegar a potenciarse desde el gobierno dejando de cobrar éste las plusvalías por la concentración bancaria. El "ajuste" económico para salir de la crisis como lo llamaron los socialistas enjugó las pérdidas del gran capital y preparó los negocios del siguiente ciclo expansivo.

En 1986 con la entrada en la Comunidad Europea, fue la época de crecimiento conocida por los años del "pelotazo". La banca volvió a tener grandes beneficios y empresas como SEAT eran vendidas una vez saneada con 350.000 millones de ptas. a cargo del Estado. Los "sacrificios" que estaban haciendo los trabajadores sirvieron para el enriquecimiento del capital. El clima de inquietud y hartazgo entre los trabajadores fue en aumento. La ley de pensiones de 1985, el plan de empleo juvenil de 1988 colmó el vaso. El malestar obrero fue en alza y el 14 de diciembre en un paro general convocado por los sindicatos para salvar la cara ante la situación fue respondido masivamente. El impacto fue tan grande que los propios sindicatos se sorprendieron ante la envergadura de la protesta e incapaces de continuar con las presiones se sacaron de la manga la Plataforma Social Prioritaria que quedó en agua de borrajas. La clase trabajadora había enseñado los dientes pero no había una dirección creíble que canalizara la lucha.

La siguiente serie de medidas contra los trabajadores la marcan en España los fastos del 92. Las crisis bursátiles internacionales 87, 94, la crisis monetaria europea del 92 y 93 señalan el descenso de la producción. Los salarios durante la etapa socialista hasta 1991 habían dejado de crecer y al contrario los beneficios empresariales habían subido. Si en 1982 los salarios eran el 52% del PIB, en 1991 eran el 48%, mientras que los beneficios subieron del 48% al 50%. El paro vuelve a subir del 16'97% en 1991 al 23'9 en 1993. En 1992 se destruyen 500.000 puestos de trabajo. La crisis social se abre camino. Para colmo el "decretazo" impone la disminución de las cuantías y duración del seguro de desempleo.

El gobierno socialista avanzó en la precariedad de los asalariados ampliando la temporalidad en la contratación y subvencionando a la patronal. En 1993 la reforma laboral del PSOE, procede a abaratar el despido y la contratación. Con esta reforma laboral y la aparición de las ETT un año más tarde, la precarización de los asalariados fue un hecho que abarcó a más de un tercio de la población trabajadora ocupada. No debemos olvidar que los socialistas fueron los creadores de los contratos basura. Ante el ataque a las condiciones de trabajo los sindicatos convocaron un paro general de protesta el 27 de enero de 1994. La huelga fue seguida masivamente pero sin el impacto del 14-D.

Con las medidas preparadas por los gobiernos del PSOE el mercado laboral estaba lo suficientemente debilitado, fragmentado y barato como para que el crecimiento económico que comienza en 1996 diera plusvalía y beneficios sustanciosos a la burguesía.

El PSOE había preparado en todos estos años con su política antiobrera la llegada al poder de la derecha. En estos años había desmoralizado, debilitado, empobrecido a capas cada vez más extensas de los trabajadores. Por otra parte la política llevada a cabo por el PCE y después por Izquierda Unida no abrió ninguna perspectiva a las clases populares más allá del voto para obligar al PSOE a tenerlo en cuenta en el gobierno, tanto de las autonomías como de la nación. En 1996 la derecha tenía ya el partido, que no tuvo en los años de la transición y que le posibilitó la llegada al poder

Ante la política de la derecha el PSOE intenta otra vez aparecer como la izquierda

Los gobiernos de Aznar han supuesto una continuación de las políticas derechistas de los socialistas, empeorando aún más la situación de los trabajadores. La precariedad, la desprotección social de los más débiles ha aumentado. La subida de precios supone en la práctica una pérdida de poder de los salarios y la congelación efectiva de éstos. En esta situación el PSOE, con Zapatero a la cabeza, intenta pescar en el río revuelto de la situación.

Salvando las distancias de los hechos, el PSOE trata ahora de volver a recuperar el terreno electoral perdido, y hoy como ayer, aprovecharse de los ataques de la derecha a la clase obrera, para volver al gobierno. El mitin de celebración de los 20 años en Madrid ha sido el primer acto para recuperar la credibilidad electoral apoyándose en los años de gobierno de Felipe González. Les ha debido parecer a estos socialistas, que la memoria histórica del pueblo ha olvidado el sacrificio y los sufrimientos de los trabajadores en sus 14 años de política antiobrera. Intentan aparecer ahora, quedando en buen lugar, y dando esos años como buenos, aprovechando los ataques y la política derechista de Aznar. Cuando en realidad no son más que políticas, las dos las de González y Aznar -, a favor de los grandes negocios.

Las movilizaciones del 20 de junio y las luchas contra el decretazo han supuesto una respuesta de los trabajadores contra la política derechista de Aznar. La crisis económica que venimos padeciendo, el agravamiento de las condiciones de vida en general, con la subida de precios, que en el caso de la vivienda es escandaloso, han permitido presentarse e intentar recuperar el terreno perdido por los socialistas desde las últimas elecciones. Con las próximas elecciones municipales en mayo y la generales a dos años vistas está el terreno propicio para presentar a Zapatero como la alternativa a Aznar.

De hecho la subida de precios desde la entrada del euro ha puesto por las nubes los bienes y mercancías de consumo cotidiano. Según los datos de noviembre del Banco de España, la inflación interanual está en un 3'9%. Por el contrario la remuneración media de los salarios en los convenios de las grandes empresas crece en un 2'8%. Según El País, el carro de la compra básico para una familia ha subido en lo que va de año un 18% y alimentos básicos como las frutas y verduras un 24'79% y la carne y el pescado un 30'47%. Todo el mundo percibe la subida de precios y la pérdida de poder de compra de los salarios mientras que el gobierno maquilla los datos reales del IPC. Esta pérdida de poder adquisitivo se hace más lacerante en los sectores obreros sujetos a la temporalidad y la precariedad que mantienen sus salarios en cotas bajísimas, y si acaso, sometidos a la subida del salario mínimo interprofesional, que no llega a los 500 euros mensuales. Entre la subida de precios generales hay que destacar la subida escandalosa de los precios de la vivienda. En este sector se están dando unos niveles de especulación que benefician los grandes negocios de constructoras, inmobiliarias y los gobiernos municipales a su servicio.

Esta subida propiciada por la crisis financiera, hace que de la bolsa fluyan los capitales y se inviertan en este sector. Junto a los bajos intereses de las hipotecas, que permiten un endeudamiento a largo plazo, se ha creado una burbuja especulativa donde los precios y los negocios "previstos", han inflado el valor real del suelo y de la vivienda. Con el nivel de endeudamiento de las familias españolas, una subida de los intereses podría hacer explotar la burbuja llevando a una crisis económica y social generalizada. De un 40% de los ingresos familiares que los expertos recomiendan como tope, gracias a la vivienda el endeudamiento de las familias españolas en la vivienda llega a cotas del 61'8% en Madrid y el 68'6% en la Baleares. No es de extrañar que en las encuestas de presupuestos familiares se refleje este estado de cosas. El 52'1% de los hogares españoles no llegaba a final de mes y el 62'6% no puede ahorrar.

A su vez la precariedad entre los trabajadores va en aumento. La cifra de contratos indefinidos es irrisoria y está generalizado la temporalidad y la lacra de la precariedad. Esta situación se agrava en sectores como el de la construcción que parejo a los grandes negocios especulativos de los que hablamos antes se encuentran con un nivel de mortalidad y de accidentes de trabajo altísimo. La subcontratación y la precariedad que realiza la patronal en este sector son un verdadero terrorismo contra la clase obrera. Y mientras esta situación la sufren los trabajadores, los últimos directivos de Telefónica que se fueron de la empresa fueron indemnizados por la empresa con casi 500 millones de euros (unos 80.000 millones de pesetas), lo que casi equivale a lo que cuesta el PER en un año.

Como consecuencia de esta situación los intentos de eliminar el PER y las medidas del "decretazo" se encontraron con la respuesta frontal de los trabajadores organizada por los sindicatos, que en este caso habían sido puestos fuera de juego. La exitosa movilización ha contribuido a la pérdida de credibilidad del PP. Es en este sentido que Zapatero quiere volver a recuperar la confianza de los trabajadores con vistas a las elecciones generales del 2004 y mediadas las municipales del próximo año.

Zapatero: se presenta como izquierda, para volver a hacer política de derechas

Los socialistas se presentan ahora en oposición a las medidas de Aznar contra los trabajadores. Zapatero ha apoyado la Huelga General y las movilizaciones contra el decretazo y el PER. Pero la precariedad, el paro, no se solucionan con subvenciones a las empresas, como el mismo Zapatero propugna. Podremos mantener el PER y los subsidios a los jornaleros de esa forma, pero tampoco así se soluciona el paro jornalero.

Todo el mundo sabe que el PER es fuente de clientelismo, de corrupción y de un nuevo caciquismo del que se benefician la mayoría de los alcaldes andaluces y extremeños. ¿Que las medidas del PP son peores que lo que existe? Sí es verdad. Pero esto no implica mantener el estado de cosas existente y que beneficia a los politicuchos del PSOE. De todos es sabido que las medidas de Chávez, en sus "concertaciones sociales" con la patronal y los sindicatos mayoritarios no son más que congelaciones de salarios, casi nula creación de empleo por las administraciones y sin embargo regalos a los empresarios a través de subvenciones, facilitación de tipos de contratos precarios, y como no, subvenciones a los sindicatos para que firmen y mantengan la paz social.

Tanto la política en los ayuntamientos, como en las regiones autónomas regidas por los socialistas, no beneficia más que al gran capital. Si por poner un ejemplo, ellos critican la subida de la vivienda y de los precios por la política del PP, ¿qué hacen en los ayuntamientos y regiones contra la subida de precios?, nada. La subida de precios de la vivienda está auspiciada por la política de especulación y de recalificaciones de terrenos en beneficios de las grandes constructoras e inmobiliarias que los ayuntamientos socialistas o con apoyo socialista realizan tanto como el PP.

Y si vemos la política contra los inmigrantes que realiza la derecha, el PSOE la apoya. Si acaso la matiza. Como la campaña que lleva a cabo el gobierno por "la seguridad ciudadana" y las leyes acordadas, el PSOE en lo fundamental la apoya . Por ejemplo en la Ley de Enjuiciamiento Criminal, el portavoz del PSOE señalaba : "una cosa es que haya un acuerdo en las líneas generales del anteproyecto, (...) y otra con la redacción del texto". En definitiva, podemos decir que toda la política general del PSOE significa el acuerdo con la derecha en el fondo, con sus matices en "la redacción".

Con la marea negra del Prestige, más de lo mismo. Si es criticable las decisiones técnicas que el PP tomó, la desidia e incapacidad para atajar el problema que suponen un desprecio a la población, ¿qué ha propuesto Zapatero más allá de la galería?. Nada, ni ha criticado el fondo del tema, que hubiera significado una denuncia de las grandes petroleras, de los armadores, en definitiva del funcionamiento del capitalismo. No es casualidad que en la primera gran manifestación en Galicia contra el PP, a causa de la marea negra, Zapatero fuera increpado.

Nosotros como es natural no le reprochamos a los socialistas en los 14 años de su gobierno, ni las obras públicas, ni la Expo-92, ni la escolarización, ni el AVE etc., esto son producto del trabajo humano, y de la propia dinámica de la economía. Lo que reprochamos a los socialistas en esos años es, que en las relaciones sociales para la producción, hayan hecho el trabajo a favor del gran capital y en contra de los trabajadores, convirtiéndose en los administradores gubernamentales de sus negocios.

El socialismo que defienden ahora Zapatero y antes Felipe González no es más que una farsa. Una careta con la que tapar su política de colaboración de clases y su adaptación al sistema capitalista en el cual se encuentran muy a gusto.

Zapatero dice que quiere "un proyecto de país como el que había en 1982", pues aviados estamos. Los socialistas de Felipe González y ahora de Zapatero, no ofrecen ninguna alternativa real a la política de Aznar, porque han hecho lo mismo que él. Son los mismos perros con distintos collares. No podemos confiar en estas políticas y sólo en la respuesta del mundo del trabajo contra las agresiones del capital y de sus gobiernos está el camino.

Sevilla, enero de 2003