Contra el apagón ibérico: expropiación

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Mayo de 2025

Lo que sabemos, según la propia Red Eléctrica Española: las centrales fotovoltaicas, responsables del 60% de la energía en el momento del apagón, se desconectaron en su mayoría por haber detectado “oscilaciones anómalas” que dificultaron la “estabilidad de la red”. Esto fue seguido por la desconexión de la nuclear por seguridad. En conjunto, los 15GW de Potencia que Pedro Sánchez afirmó el día 28 que “desaparecieron en 5 segundos”. Resultado: fallo en cascada y apagón general.

¿“Oscilaciones anómalas”? Otros expertos hablan de pérdida de sincronía (recordemos que la electricidad es una onda). Jorge Morales, ingeniero industrial en Cadena Ser, lo explica: “En toda Europa las máquinas giran a la misma velocidad, 50 vueltas por segundo. Red eléctrica las mide con tres decimales, 50,000, cuando la frecuencia baja a 49,999 hay un problema. Cuando baja a 49,998 está en amarillo. Con 49,997 se ponen nerviosos. Sabemos que el primer incidente se resolvió, pero Francia lo vio. 1,5 segundos después hay otro incidente que provoca la desconexión de Francia”, relata Morales, que explica que esta desconexión se da automáticamente cuando la frecuencia cae por debajo del tercer decimal.

¿Por qué la diferencia de sincronía? Sin entrar en detalles muy técnicos, es más difícil sincronizar las energías renovables más nuevas (como la fovoltaica o eólica), que se llaman tecnologías asíncronas, que las tradicionales (como la nuclear, ciclo combinado que es gas o incluso la hidroeléctrica), que se llaman síncronas. Todas estas últimas tienen en común que, para generar electricidad, deben mover un alternador de varias toneladas con mucha inercia, por lo que dan vueltas de manera muy estable. Ante esto, ya hay voces interesadas hablando “en contra de las renovables”, “a favor de la nuclear” (como Feijóo), etc.

Antonio Turiel, físico e investigador del CSIC centra el debate “Lo que ha faltado, es lo mismo que llevo diciendo todos estos años, es que hay que poner más sistemas de estabilización en la red, pero eso cuesta dinero y no se ha hecho.

No es tanto el modelo renovable o no renovable, eso sería una simplificación estúpida del problema. La cuestión es un problema de planificación y de dotar de sistemas de estabilización para evitar que cosas como esta puedan pasar. Esto es consecuencia de un modelo salvaje… sin acompañarlo con una regulación”.
Las energías renovables, recordemos, pegaron un boom, una verdadera burbuja desde hace unos años, y no han hecho más que aumentar a expensas del dinero público de todos los europeos vía subvenciones. Lo que ha redundado en beneficios para empresas como Iberdrola, Naturgy, entre otras muchas. Ahora nos enteramos de que, para ganar lo máximo posible, se han ahorrado la instalación de sistemas que podrían monitorear, estabilizar, dicha red. La propia Redeia, matriz de Red Eléctrica, había alertado en su informe anual de 2024 de los riesgos para la seguridad del sistema de la penetración masiva de energías renovables.

Por si fuera poco, este problema se agravó porque, según Turiel “Este problema hubiera sido mucho menor si hubiéramos tenido centrales de gas de ciclo combinado rodando, pero estaban paradas porque con precios negativos perdían dinero. El problema gordo que tenemos ahora mismo es en primavera que hay muchísima producción fotovoltaica porque es el momento más idóneo, muy buena iluminación […] y aquí lo que está pasando es que nos está llevando a precios cero y negativos. En Holanda ayer se marcó un precio negativo de -250 € por el MW hora. Imagínate qué locura. Los propietarios de las centrales de ciclo combinado están muy cabreados y no quieren perder dinero quemando gas en balde, entonces las paran por completo y eso es un error porque para volver a encender una central son horas, mínimo hora y media para ponerla a régimen y para que pueda producir pues quizá 3 horas.”

La electricidad en manos del oligopolio eléctrico

El actual sistema eléctrico, después de años de recortes está mayormente en manos privadas, como Red Eléctrica Española que se privatizó en 1985: un 20% está en manos de la SEPI y el resto en manos de capitalistas como Amancio Ortega o Blackrock… La consecuencia directa de ello es una falta patente de planificación y coordinación, decisiones temerarias para ahorrarse unos euros… como puede verse en el ejemplo de las centrales de ciclo combinado apagadas. Y una falta de inversión que se traduce en el deterioro de la red; los constantes cortes de luz en los barrios obreros y populares son un ejemplo de ello.

Todo ello es consecuencia de un sistema capitalista senil que busca maximizar beneficios año tras año, sin importar riesgos, objetivos climáticos ni nada que se ponga en su camino. Pero lo que vemos es que la lógica de la maximización de beneficios privados es incompatible con la prestación de servicios básicos de manera eficiente como la energía, y que puede verse en el deterioro del resto de servicios públicos.

La tarea que se impone como urgente es que no se puede hacer negocio con un servicio fundamental y básico, que es la energía. Es necesaria la nacionalización, bajo control obrero, de la producción y distribución de la energía. Y por supuesto, que el coste de la estabilización de la red venga de los superbeneficios de las eléctricas.

La decisión de cuánto mix eléctrico (cuánta renovable, cuánto gas, cuánta nuclear, etc.) para mantener la red estable, debe obedecer a criterios técnicos, con interés social, y no a beneficios privados, como se lleva haciendo todos estos años.

La otra tarea, no menos urgente: ¡urge acabar con el capitalismo, que a cada paso demuestra que solo sabe ponernos palos en las ruedas!