8-M: Las mujeres toman las calles contra la desigualdad

Εκτύπωση
Abril de 2018

La huelga del día 8 ha sido un éxito y las manifestaciones de la tarde demostraron la indignación de cientos de miles de mujeres, que junto a muchísimos hombres, no aceptan el machismo, la violencia de género y la desigualdad laboral y económica imperantes en nuestra sociedad. Y la mejor prueba del éxito ha sido las declaraciones de Rajoy el mismo día 8 apoyando la “igualdad” en un afán hipócrita de “chupar” cámara.

La huelga del 8-M fue convocada por diferentes organizaciones feministas y respaldada por los partidos políticos de la izquierda y sindicatos; algunos con más energías que otros qué duda cabe. Sólo Ciudadanos y PP se opusieron a esta huelga, no “vieron” motivos para ella. Sin embargo su oportunismo ha sido tal que el jueves se pusieron el lacito morado Rivera y Rajoy. Otros como los socialistas, caso concreto de Susana Díaz, aprovecharon el día en su demagogia, para apoyar la huelga y salir en los medios, cuando ellos mismos han sido artífices de políticas que facilitaron la desigualdad laboral y la explotación empresarial con sus recortes y reformas laborales; y lo siguen haciendo. Dicho sea de paso, de risa fueron las declaraciones de Inés Arrimadas, líder de Ciudadanos, rechazando la huelga porque algunas reivindicaciones iban contra el sistema capitalista.

La ola popular de indignación se fue acrecentando durante este último año ante los asesinatos y casos como el de la “manada” en San Fermín, donde un grupo de jóvenes violaron colectivamente a una muchacha aprovechando la fiesta.

Al menos 57 mujeres fueron asesinadas a manos de sus parejas en el 2017 en España. El incremento de la violencia contra las mujeres ocurre a pesar de la legislación que existe hoy día en España, lo cual demuestra –entre otras cosas– que la violencia contra la mujer no es una simple cuestión legalista, sino una lacra social profunda enraizada en la sociedad. Por otra parte la precariedad laboral con contratos de miseria, el paro y la pobreza tienen rostro de mujer. Son éstas las que sufren en mayor medida la explotación empresarial.

Esta situación se vio amplificada por las cadenas de TV y radio. En especial la Sexta TV y la cadena Ser –en la radio– que desde hace meses publicitan y sacan a la luz la huelga propuesta por las organizaciones feministas. Su lema “Si nosotras paramos se para el mundo” llegó a toda la sociedad. La movilización había sido planteada por las organizaciones feministas como un día de huelga laboral, de consumo y de cuidados.

Algunas organizaciones plantearon la huelga laboral sólo de mujeres y que los hombres realizaran sus funciones, tanto en el trabajo doméstico como en las empresas. Otras plantearon la huelga general a todos los trabajadores. Fundamentalmente en esta movilización ha habido dos concepciones. Una de ellas preconizaba sólo la cuestión de género y la huelga como apoyo para visualizar el papel de las mujeres. Otras incidían en el carácter de clase, trabajadora, de la inmensa mayoría de las mujeres. CCOO y UGT, por su parte, se sumaron a la convocatoria con dos horas de paro por turno. Y CGT, SAT y otros convocaron las 24 horas de huelga y a todos los trabajadores.

El problema de la desigualdad entre hombres y mujeres, del machismo que impera en muchas cabezas, no es solo la consideración de la mujer como propiedad privada del hombre, pues la violencia de estos hombres contra las mujeres expresa que en la cabeza de éstos sus compañeras son suyas y de su propiedad. Es además algo aún peor si cabe: considerarla un ser inferior.

El fondo del problema está sujeto a las condiciones económicas de esta sociedad donde domina el dinero. En realidad la marginación, precariedad y desigualdad de la mujer respecto a los hombres no es una cuestión determinada por la biología. Es un problema social y económico aumentado por el capitalismo en crisis y la actuación de sus gobiernos. El deterioro de las clases populares y en especial los trabajadores asalariados por la bancarrota económica del sistema capitalista, es acrecentado por las reformas laborales del PSOE y del PP, por los recortes sociales, por la privatización de lo público para rescatar bancos y grandes empresas que a su vez pagan a los políticos en el gobierno. En toda esta política contra las clases populares las mujeres sufren mucho más la crisis y tales políticas.

Por ello aquellas que defienden un feminismo sólo de género, y una igualdad general, sin especificar las medidas reales contra el capital, están abriendo el paso para que se sumen al carro del feminismo, burgueses y burguesas que intentan desviar el problema real de la explotación de las trabajadoras.

Las movilizaciones y la huelga del 8-M muestran la indignación de millones de mujeres, que junto a los pensionistas y el resto de los trabajadores sufren la crisis y las políticas a favor del capital de los sucesivos gobiernos del país. Estas movilizaciones pueden abrir el paso a movilizaciones más generales del mundo del trabajo. ¡Ahora toca levantarse todos juntos, a toda la clase trabajadora! ¡Porque cuándo esta se para, efectivamente se para el mundo!