Entre mafiosos está el juego: Trump y Zelenski pelean públicamente

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Marzo de 2025

La visita oficial del presidente ucraniano a Estados Unidos terminó en un escándalo mundial tras retrasmitirse en directo la fuerte discusión entre Trump y Zelenski. Era la primera vez que se veía públicamente la intimidación, la agresión verbal, el insulto entre mandatarios. Más que una rueda de prensa pareciera una pelea de mafiosos por mantener su poder. Zelenski tenía que firmar los acuerdos que venía urdiendo la administración Trump para terminar con la guerra en Ucrania. Entre estos acuerdos estaba el reparto del botín de los recursos minerales estratégicos dejando fuera del negocio a las potencias europeas, que también reclaman su parte. En realidad detrás de esta guerra no hay más que el negocio imperialista por tener la mejor parte del botín mientras que los pueblos y la clase trabajadora son la carne de cañón para los beneficios de las multinacionales y sus millonarios.

El acuerdo para finalizar la guerra ha sido pactado entre Trump y Putin dejando fuera a la UE y Ucrania. El presidente de EEUU exigió a Zelensky la entrega de la mitad de los recursos minerales (en particular las tierras raras) para devolver la ayuda militar recibida bajo la administración Biden (según Trump debería unos 500.000 millones de dólares).

Cabe recordar que quien ofreció primero a Trump un acceso privilegiado a esos recursos estratégicos a cambio de que este sostuviese la asistencia militar sin la cual Ucrania sucumbiría en cuestión de días, fue el propio Zelenski.

Como parte de estos minerales se encuentran en la zona ocupada por Rusia, el acuerdo parece ser repartirse el botín entre Trump y Putin, dejando fuera del negocio a las potencias europeas, que también reclaman su parte.

Intereses comerciales de las grandes potencias

Detrás de este incidente y de la propia guerra que ha llevado a cientos de miles de muertes en los dos bandos, ruso y ucranio, están los intereses de los grandes grupos empresariales por el control del negocio de los minerales para uso de las nuevas tecnologías y la industria militar. Y como siempre que hay un reparto entre mafiosos, hay luchas para obtener la mejor parte del botín. En este caso consiste en el reparto de la propia Ucrania, en función de sus recursos. Unos recursos que son codiciados por todas las partes: EEUU, Rusia, la UE y, claro, también China.

En estos días, los medios de comunicación han divulgado que Ucrania cuenta con ricos recursos naturales, materias primas y tierras raras necesarias para las nuevas tecnologías y como no, para la implosión de la tan de moda IA. En concreto el 70% de los 14,8 trillones de dólares de los yacimientos minerales críticos se concentran en Donetsk, Dnipró y Luhansk. Pocos meses después del inicio de la invasión en 2022, Rusia había tomado el control de, al menos, 12,4 billones de dólares en depósitos de energía, metales y minerales ucranianos. La ayuda militar y financiera tanto de EEUU como de la UE no es gratuita y tiene el interés de controlar esas riquezas para sus multinacionales. Así mientras los líderes europeos como Sánchez, Macron o Merz hablaban de democracia, libertad y de apoyar a Ucrania contra la invasión de Putin, la UE firmaba en julio de 2021 un acuerdo estratégico con Zelenski sobre tierras raras y minerales críticos que, y citamos textualmente, “tiene como objetivo asegurar las cadenas de suministro para la UE”, y el beneficio mutuo.

Así que detrás de toda esta palabrería están los intereses económicos de los capitalistas que se pelean por el desguace de Ucrania y donde los más fuertes tienen mucho que ganar y perder. Porque, como es evidente, todos los minerales que vayan a parar a EEUU no tendrán destino final en la UE.

El significado profundo de la guerra en Ucrania se ha puesto de relieve tras las negociaciones de alto el fuego con Putin y la pelea televisada entre Trump y Zelenski: la guerra no es sólo un conflicto entre Ucrania y Rusia, sino que tiene un carácter global que afecta a la relación entre los “socios” dentro de la alianza, la OTAN, por el control de minerales estratégicos y zonas económicas vitales para los intereses imperialistas de EEUU y sus socios en competencia. Estos intereses no son otros que los de sus multinacionales y multimillonarios con Elon Musk a la cabeza, que intentan imponer sus nuevas tecnologías, entre ellas la IA, en su carrera por obtener miles de millones de beneficios aplastando a sus rivales, la competencia. Es la lógica imperialista de Trump con los aranceles y sus amenazas de mafioso. De ahí que Europa quede relegada a un segundo plano.

El capitalismo lleva dentro la guerra como la nube la tormenta

La guerra de Ucrania ha demostrado el agotamiento de la globalización capitalista y su expansión tras la caída del muro de Berlín y la URSS estalinista. Desde la crisis capitalista de 2008 se ha abierto una etapa cuyas coordenadas estructurales son la lucha por mantener el poder imperialista de Estados Unidos, y la emergencia de China como potencia competidora en alianza con Rusia que atrae a otros países en conflicto con Occidente, y la decadencia de las potencias que actualmente forman la UE.

La política de Trump expresa la estrategia de superar la crisis del capitalismo, y en general del sistema capitalista mundial, con la agresividad y la violencia para controlar los recursos mundiales para beneficio de sus multinacionales y sus millonarios, como Elon Musk. La lucha por obtener estos recursos económicos, el ardor guerrero, el militarismo y el aumento de los gastos refuerzan las rivalidades entre potencias y el militarismo. Y mal que nos pese estamos entrando en época de crisis, guerras y enfrentamientos. Y en ello la UE está inmersa como potencia imperialista. En estas luchas entre imperialistas y guerras como las Ucrania o Palestina, los pueblos y la clase trabajadora no son más que carne de cañón para beneficio de los intereses de esos multimillonarios que se llenarán los bolsillos con las guerras y los negocios de armamentos. Para acabar con esta situación la clase trabajadora internacional no puede apoyarse más que en ella misma, para luchar en contra de sus capitalistas y sus gobiernos.