Gran Bretaña: ¡Después de las elecciones de junio, la acción colectiva es nuestra única arma!

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Julio de 2017

Traducido del editorial de Workers´ Fight. 15 de junio

Parece que el “partido canalla” se ha transformado en el “partido canalla de perdedores”. El pasado año, ya Cameron había perdido su apuesta, cuando su referéndum del Brexit fracasó en conseguir el voto restante, el cual él ya lo daba por sentado. Y ahora no solamente May ha fracasado en su apuesta para ganar por la aplastante victoria que ella esperaba para apuntalar su partido, sino que ha dirigido hasta reducir su 20% sobre los laboristas, ya en la opinión de los sondeos   preelectorales, y bajando hasta el 2,3 % –  para perder la mayoría de los Comunes.

No solamente eso, sino que, para conservar su posición y fuerza en su agenda sobre el Brexit, May no ha encontrado otra solución que formar una alianza con el partido más reaccionario e intolerante en Westminster – Irlanda del Norte, el DUP.

De esta forma, May, la   autoproclamado baluarte contra el fundamentalismo islámico parece no tener problemas en depender del apoyo de los fundamentalistas cristianos, quienes conforman 2/3 de los miembros del DUP. Ni parece oponerse a la mala fama del DUP ligada a las bandas de terror en Irlanda del Norte – a pesar de su vehemente ataque contra Corbyn, acusándole de ser un partidario secreto del IRA.
Ni tampoco May está molesta por el hecho de que el actual líder del DUP, Arlene Foster, permanece acusado de forrar los bolsillos de los simpatizantes de los asuntos del DUP con fondos públicos. De hecho, justo lo contrario, desde su acuerdo con el DUP, es probable que esto involucre despilfarrar que más fondos públicos vayan a las manos de Foster.

Desde luego, para los iguales (los de su clase) de May, el poder quiere decir poder – y, por supuesto, ¡los mendigos no pueden ser quienes elijan!

Un líder débil e inestable

Justo como Cameron hizo con su referéndum, May indudablemente esperaba que su fácil elección le ayudaría a restaurar algo de orden entre las facciones enfrentadas de su partido. Se suponía que iba a comprar su apoyo ofreciéndoles “asientos” más confortables, por ganar con una gran mayoría.

Excepto que, respecto a esto también, May se pegó un tiro en su propio pie. Obviamente, es improbable que los Tories le estén agradecidos por haber presidido la pérdida de 25 parlamentarios, reemplazados en su mayoría por laboristas, incluso aunque otros 13 recién llegados hayan sido elegidos en Escocia.

Hasta el 8 de junio los oponentes tories habían permanecido relativamente tranquilos. Pero sin más: un creciente número de pesos pesados tories, incluidos cinco de sus ministros, predicen que May está acabada, cuando no abiertamente claman por su dimisión.
En otras palabras, las oportunidades de May de ser capaz de restaurar cualquier tipo de disciplina o estabilidad dentro de las filas de su partido son, en el mejor de los casos, muy delgadas. E invitar a su gobierno a su pasado líder rival, como Michael Grove, probablemente no cambiará mucho las cosas – esto solo expone la debilidad de su posición.
En cualquier caso, esto significa, que a pesar de los esfuerzos de May de colocarse un rostro desafiante y disimular que está preparada para el tira y afloja del Brexit con la Unión Europea, May no está saliendo de su precipitada elección en una posición más fuerte, tal como ella esperaba y se esperaba, sino en una mucho más débil.

Detrás del Brexit, la ofensiva de los capitalistas

Finalmente, May encontró su merecido. Perdió votos a causa de su cabezonería, su postura ultranacionalista sobre el Brexit, su arrogancia, su sabelotodo y su campaña presidencial, pero incluso, más que probablemente, a causa de su total desprecio por los problemas reales a los que se enfrentan un gran sector de sus votantes, la pobreza, el colapso del sistema sanitario o la mal financiada educación.
En cualquier caso, la especulación respecto a la habilidad de May se extiende para golpear su política para el Brexit: “un no acuerdo es mejor que un mal acuerdo”. Aunque esto no quiere decir que el Brexit no causará un caótico lío de todas formas. Cualquiera que sea su forma, el Brexit tendrá lugar con   el telón de fondo de una crisis económica mundial que está yendo a peor, no a mejor. Afectará al sistema financiero y, como resultado, puede causar caos aquí, a lo largo de Europa y más allá. No es una cuestión de si será malo, sino de cómo de malo será.

Sobre de lo que podemos estar seguro, a pesar de todo, es que el Brexit será utilizado por el gobierno como otro pretexto para dar otra vuelta de tuerca, sobre los presupuestos públicos y para que los empresarios ataquen nuestros puestos de trabajo y salarios. Mientras tanto, las negociaciones del Brexit – para las cuales May quería que los votantes reforzaran su posición- serán para proteger los intereses de los accionistas. Básicamente, será para nosotros los trabajadores de aquí, junto con nuestros socios los trabajadores comunitarios, de quienes se espere que paguemos la factura.

Ahora que el humo y los espejos de la elección se han ido, nosotros estamos enfrentados con la perspectiva de otra ofensiva contra la clase trabajadora- una ofensiva contra la cual las papeletas electorales son inútiles. ¡Nuestra única arma efectiva es la lucha de clases y tendremos que utilizarla!