Por la liberación de Pablo Hasel y contra “la ley mordaza”

Yazdır
Marzo de 2021

El martes 16 de febrero, el rapero catalán Pablo Hasel fue detenido en la Universidad de Lérida donde se había refugiado, detenido por la policía y llevado a prisión.

Había sido condenado a nueve meses de prisión por insultar a la Corona, a las instituciones estatales y defender el terrorismo. También fue condenado a dos años y medio más de un juicio anterior.

Inmediatamente, en Lérida y en varias ciudades de España, se multiplicaron las manifestaciones por la liberación de Pablo Hasel. En Barcelona se han dado las más importantes. Ha habido decenas de detenciones y los ‘mossos de escuadra’ han sido especialmente violentos, atacando brutalmente y dejando decenas de heridos. Una manifestante de 19 años perdió un ojo y las imágenes de violencia policial circularon por todo el país.

El caso de Pablo Hasel es sin duda la gota que ha colmado el vaso: en todo el país aumenta el número de precarios y desempleados, las luchas obreras o las plataformas contra los desahucios terminan en multas o cárcel …

Las sentencias actuales se basan en los artículos de la ley aprobados después del movimiento de Indignados, que tenía como objetivo prohibir cualquier ocupación de lugar, manifestación incontrolada pero también atentado contra instituciones. Las ocupaciones de plazas en 2011 y las enormes manifestaciones de entonces habían movilizado a millones de jóvenes y trabajadores de todo el país para denunciar los despidos, la corrupción de bancos y políticos. Unos años más tarde, el gobierno de derecha de Mariano Rajoy aprobó una ley conocida como “protección de la seguridad ciudadana”, la “ley Mordaza”.

Esta ley permite que cualquier persona que critique al rey, al estado, a los jueces, a la religión o a los organizadores de una manifestación no autorizada sea castigada con fuertes multas o prisión. Así, se ha acusado y condenado a artistas, y también a muchos activistas, sindicalistas por “piquetes ilegales” o reuniones prohibidas.

Las manifestaciones por la liberación de Pablo Hasel expresan el enfado de todos aquellos conmocionados por estos atentados a la libertad de expresión, que se rebelan al ver que en la España de hoy, los franquistas pueden organizar desfiles haciendo apología abiertamente del nazismo, que los corruptos están protegidos, mientras los jóvenes y la gente que denuncia el capitalismo es encarcelada.

Muchos creen que estos jóvenes raperos están diciendo la verdad y los manifestantes quieren poder seguir hablando en contra de lo que los conmociona. Como dicen en sus carteles: “Protestar es un derecho, la represión es un crimen”.