¿Quién sabe hoy que el Primero de Mayo tuvo su origen en una manifestación obrera que se ahogó en sangre en Chicago en 1886? En recuerdo de esta masacre, los dirigentes de los partidos obreros de los distintos países, reunidos en una Internacional, lo convirtieron en un día de lucha y solidaridad de los trabajadores más allá de las fronteras?
Cada 1 de mayo, los trabajadores de todo el mundo eran llamados a la huelga y a manifestarse con una reivindicación común, la jornada de ocho horas, para que «el trabajador deje de ser un mero instrumento de trabajo y comience a hacerse hombre».
Durante décadas, el 1 de mayo fue un día en el que había que hacer frente a la represión patronal y a la movilización policial. Sigue siéndolo en muchos países. Pero en Francia, el régimen reaccionario de Vichy, dirigido por Pétain, transformó esta jornada de lucha en un inocente «Día del Trabajo», para despojarla de su espíritu de lucha. Desde entonces, el 1 de mayo es un día festivo pagado.
Así que hace mucho tiempo que los desfiles del Primero de Mayo aquí no preocupan a la burguesía ni a los dirigentes políticos. Y ese es el problema. En ausencia de luchas y de organizaciones obreras dignas de ese nombre, las grandes empresas y el gobierno hacen lo que quieren.
Aquí, los capitalistas atacan meticulosamente nuestras condiciones de trabajo y de vida. Esta semana, ArcelorMittal, a pesar de más de mil millones de beneficios y 300 millones de ayudas estatales, acaba de anunciar el despido de 600 personas. Por su parte, el gobierno está afinando un nuevo ataque por 40.000 millones de euros.
Al mismo tiempo que colma a la burguesía y a las grandes empresas de miles de millones en regalos fiscales y dispara el déficit, jura que la deuda es insostenible y que urge recortar los gastos útiles para la población. Y a pesar de que millones de nosotros nos dejamos la piel por salarios de miseria, ¡el gobierno piensa que no trabajamos lo suficiente!
A nivel internacional, los líderes de la burguesía están mostrando un cinismo aún más escalofriante. Después de fingir que Estados Unidos ayudaría a Ucrania a liberarse, Trump está uniendo fuerzas con Putin para repartirse los principales recursos del país. No oculta sus designios imperialistas sobre Groenlandia y Canadá, ni sus preparativos para la guerra con China. Y deja que Netanyahu extermine a los palestinos en Gaza, donde planea construir una Riviera.
Trump, Putin, Xi Jinping y Macron, como los capitalistas, saben que para dominar deben aplastar a los trabajadores y pisotear a los pueblos. Y saben que su reinado sólo puede sostenerse gracias a su arte de enfrentar a los oprimidos entre sí, dividiéndolos mediante el racismo y el nacionalismo.
Mientras dejemos que nos gobiernen y nos manden, nos hundiremos más en la desigualdad, la miseria, la división, el odio y la barbarie. Estaremos condenados a servir como carne de ganancia o carne de cañón.
Otro camino es posible: ¡el de la solidaridad internacional de los trabajadores y su lucha por el poder!
La fuerza de la clase capitalista solo depende de nuestro débil espíritu de lucha y de nuestra falta de conciencia. Nos dejamos controlar por un puñado de rapaces incapaces de dirigir la sociedad por sí mismos. Nos sometemos al dictado de una clase de parásitos incapaces de producir sus beneficios y su capital sin nosotros. Incapaces, incluso, de cuidar de sus hijos, cocinar por sí mismos y desplazarse sin el trabajo de una armada de sirvientes.
¡Démonos cuenta del poder que tenemos colectivamente en nuestras manos! No sólo para defendernos y hacernos respetar, sino también para hacer funcionar la sociedad y, por tanto, para organizarla y dirigirla nosotros mismos.
Fue también esta conciencia la que llevó el Primero de Mayo. Los obreros afirmaban también la necesidad de acabar con la explotación del hombre por el hombre, es decir, con el capitalismo. Se afirmaban como clase social que disputaba el poder a la burguesía para construir el socialismo a escala internacional.
En un momento en que la burguesía está destrozando millones de vidas, destruyendo el planeta y conduciéndonos hacia una tercera guerra mundial, es esta conciencia la que necesitamos redescubrir y difundir. Es con este objetivo que la Lutte Ouvrière manifestará el jueves 1 de mayo. ¡Unámonos todos a ello!
Nathalie Arthaud
Editorial de los boletines de empresas del 28 de abril de 2025